miércoles, 21 de junio de 2017

Día 10 (21/04/2017) - Dwejra y salineras

Hoy vamos a visitar Dwejra, el idílico entorno que hasta hace bien poquito albergaba la Azzure Window, o ventana azul. Como seguro que ya sabréis, la formación rocosa en forma de ventana a la que hace referencia, colapsó en marzo de este mismo año, tras una terrible tempestad que elevó las olas por encima de la pasarela de la roca y la hizo caer (según nos cuentan allí mismo artesanos que venden sus trabajos). 

El caso es que decidimos dedicarle un paseíto al lugar, para no quedarnos solamente con la imagen de la "no ventana" y como podéis ver, el paseo merece la pena... La pequeña isla que se ve abajo es la Roca Fungus, donde los Caballeros de San Juan recolectaban una rara planta con supuestas propiedades curativas.


Como el peque está dormido, podemos deleitarnos en la belleza del lugar, caminando por las rocas a la orilla del mar y casi adentrándonos en él. Qué paz da siempre el mar...



Cuando comenzamos a volver hacia "lo turístico", nos parece ver lo que creemos que son los restos de la Ventana Azul, y tras hablar con los lugareños (artesanos, jaja) constatamos que así es, ahí estaba la imagen más vista (y más buscada) de Malta. Estaba.


Nuestra propia reconstrucción ;)
Paseamos por la zona y nos quedamos impresionados por la altura que tiene la roca a la que estaba unida la formación colapsada, y es que si es cierto que las olas pasaron por encima... el mar debía de dar muuucho miedo aquel día. Abajo, os dejamos una "reconstrucción" en miniatura de la Ventana Azul, nos la encontramos así a varios metros del lugar y sólo por el trabajo que se tomó quien la construyó, ¡se merece una mención en el blog!


Allí mismo, bajando una cuesta al lado del restaurante, está el "Inland sea", o mar interior, un pequeño orificio en la enorme roca que conecta el mar con esta curiosa playa. No teníamos ninguna intención en pasar con el barquito (sabéis que lo nuestro no es el agua y menos el agua en una cueva), pero una artesana con la que charlamos nos convence de que es una experiencia única, así que... allá que vamos por la cuevecita que veis abajo.


La cueva, de 100m de largo, es angosta y ver la roca sobre nuestras cabezas no es muy tranquilizador, pero cuando se empieza a ver la luz al otro lado, el azul del agua, tan intenso y turquesa... ¡es maravilloso! Salimos a mar abierto casi antes de darnos cuenta y el patrón nos da un paseo por los acantilados. De repente nos damos cuenta de que hay una barca varada cerca de los acantilados y tras acercarnos, nos cuentan que el motor no responde. Así que, ni cortos ni perezosos, atan una cuerda a la barca y la remolcamos de vuelta por la cueva.

La imagen es curiosa cuando menos... No es fácil maniobrar dentro de la cueva para que no choquemos contra las rocas, pero despacito, con paciencia y con una vara que utiliza el patrón del otro barco para no chocar, conseguimos remolcar a la otra familia turista de vuelta al Inland Sea y todo queda en anécdota.


Volvemos a comer a casa y a que el niño descanse un poco, ya que mañana nos volvemos para casa. Pero después de la siesta decidimos aprovechar lo que queda de tarde para dar un paseo por las salinas más allá de Marsalforn, al norte de Gozo. Aquí no hay nada más que hacer que pasear y regalar la vista con la naturaleza salvaje y caprichosa.




Damos un largo paseo por las salinas, disfrutando del espectáculo geológico y tratando de recordar qué película de ficción nos trae a la memoria... ¿Star Trek?


El día ha sido tranquilo y hermoso, así que de vuelta en Xlendi, elegimos un buen restaurante para decir adiós a Malta. Cenamos muy bien, pescado fresquísimo, pero tenemos un encontronazo con el encargado a causa de la cuenta. El caso es que el precio del pescado se fija según su peso, pero sólo indican el precio por el pescado entero, en caso de pedir un lomo o una rodaja, el precio aumenta considerablemente (y esto es lo que no informan). Además, si no se solicita, no pesan el pescado delante de ti, así que la discusión estaba servida. Después de un rato largo de tira y afloja, conseguimos pagar 10€ menos de lo que nos pedían inicialmente, y aunque seguimos sin estar de acuerdo, ¡menos da un piedra!




















Y con estas fotos, nos despedimos por hoy, ondoloin!

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