sábado, 11 de julio de 2015

Día 4 (04/11/2013) - Fatehpur Sikri

Desayunamos temprano y Negi nos recoge para encaminarnos hacia Fatehpur Sikri, antigua y efímera capital del Imperio Mogol. Paseamos por el Palacio y sus jardines, construidos con una gran belleza y armonía en un terreno con una enorme escasez de agua... crónica de una muerte anunciada. Fue abandonado en 1585 a la muerte de Akbar, el primer emperador mogol. El lugar destaca por su interesante fusión de estilos arquitectónicos y paisajísticos hindú e islámicos.


La ornamentación de las estancias es increíble y más de 400 años después, las tallas y grabados permanecen casi intactos. Contemplamos el Salón de las Audiencias, donde Akbar administraba justicia al pueblo "sin severidad ni mala intención".


Paseando por el Jardín de las Damas, llegamos hasta el estanque ornamental en el que, según nos cuenta el guía, Akbar escuchaba a sus músicos interpretar hermosas melodías. Cerrando un instante los ojos, no es difícil imaginar la escena: Akbar y sus mujeres ricamente vestidos y siendo abanicados por sus sirvientes,  mientras tambores y sitares elevan ricas melodías al viento... 


Avanzamos hasta una gran explanada llena de edificios diferentes. Entre ellos, las tumbas de Shaikh Salim Chishti y de Islam Khan y la Jama Masjid, la mezquita del recinto. Una bandada de niños nos intercepta mientras caminamos y para nuestra sorpresa... ¡el más pequeñito habla en español unas palabras "chica bonita, compra bolígrafos"! 


Entramos a la tumba de Shaikh Salim Chishti con nuestra ofrenda, un sacerdote nos hace rodear la tumba, coge nuestra ofrenda y nos indica que lancemos los pétalos sobre la tumba. Después, nos llevan hasta una de las celosías y nos explican que anudemos nuestro hilo a ella pidiendo un deseo. Todo esto en una atmósfera mística, con incienso y rezos que no entendemos. La verdad es que es difícil no emocionarse.


Tras terminar la visita por Fatehpur Sikri, nos despedimos del guía y nuestro chófer y ya casi amigo Negi nos explica con un inglés chapurreado, que nos vamos hacia Jaipur, la Ciudad Rosada. De camino, paramos a comer en un restaurante que nos recuerda que estamos en Diwali, el festival de las luces... ¡Happy Diwali!


Cuando ya anocheciendo, llegamos al hotel de Jaipur, abren la puerta de nuestra habitación y vemos esto... Decidimos que no, que este no era un viaje como para nosotros. Pero ya que estamos aquí... ¿por qué no disfrutarlo?


Ondoloin denoi!

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