A las 9:00 llegará el guía a recogernos y como ayer no llegamos a un acuerdo con la casera sobre el precio del desayuno, a las 8:00 salimos al pueblo a desayunar y de paso, a cambiar dinero. Después de un buen desayuno, volvemos a casa y decidimos junto con Miguel, el guía, la ruta que haremos. Todavía no lo sabemos, pero en total serán ¡5 horas de caminata (7-8km)!
El día está nublado y ayuda a que la temperatura no suba mucho, pero la humedad es tremenda y al poco de ponernos en marcha, Luar ya está dormido y empapado en sudor. Pronto, paramos en el secadero de tabaco del Señor Leonardo (Da Vinci, según él😊), quien nos muestra orgulloso su foto en nuestra guía (Lonely Planet). Nos explica brevemente el proceso del tabaco desde la semilla (diminuta) al secado, que se hace en estas características construcciones. Nos ofrece tabaco, pero como ya lo compramos en Santa Clara, nos despedimos de él.
Miguel nos lleva loma arriba hasta el Balcón del Valle, un restaurante desde donde tenemos unas vistas extraordinarias del Valle de Viñales y sus mogotes.
Tras tomar un jugo de piña refrescante y permitir a Luar estirar las piernas un rato, retomamos la marcha pasando entre bucólicos paisajes naturales, campos de cultivo y guajiros a lomos de caballos.
Llegamos hasta el famoso (aunque no muy bonito) Mural de la Prehistoria y tras sacar la foto de rigor y descansar un poco, nos ponemos de nuevo, rumbo a Viñales.
Ha sido una bonita (y agotadora) excursión, con bellos parajes y campesinos sonrientes. Muy recomendable.
Comemos al lado de una pareja catalana y por supuesto, ¡también acabamos hablando de política! El resto de la tarde transcurre apaciblemente en el pueblo y en casa, donde charlamos con la pareja francesa que viaja en bicicleta con su hija de 1 año. Los niños, por supuesto, se divierten jugando y trasteando en la casa.
Volvemos a salir a cenar, pero el pequeño no prueba bocado y al llegar a casa cae rendido. Ha sido un duro y hermoso día. Ondoloin!