domingo, 19 de julio de 2015

Día 12 (12/11/2013) - Udaipur

La noche anterior llegamos tarde a Udaipur, con lo que tras cenar algo, nos acostamos con intención de descansar. Hoy visitaremos la ciudad del lago Picchola, fundada en 1559 por el maharajá Udai Singh II. Esta es una de las ciudades mas románticas y arquitectónicamente importantes de todo el Rajastán.

Tras desayunar, nos acercamos al lago Picchola para tomar una embarcación que nos llevará a la isla de Jagmandir.  


Desde el agua podemos apreciar el modo de vida de los lugareños, ya que utilizan el lago tanto para lavar la ropa como para asearse uno mismo. La estampa no deja de ser curiosa cuando menos.



Tras el viaje por el lago, desembarcamos en la isla natural de Jagmandir. Nos recibe una increíble puerta que nos da la bienvenida al lugar y desde donde podemos disfrutar de unas enormes y preciosas vistas de la ciudad.



El lugar está rodeado de jardines y la principal atracción es su impresionante palacio construido con piedra de color gris azulado. Cuenta la leyenda que el emperador mogol Sha Yan se inspiró en este edificio para la construcción de lo que a posteriori se convertiría en el símbolo mas carismático de todo un país, el Taj Mahal.



El palacio de la ciudad es el mas grande de todo el Rajastán y sus medidas así lo atestiguan: 244 metros de longitud y más de 30 metros de altura, simplemente majestuoso. Lo empezó a construir el mismo hombre que creo la ciudad, Udai Singh II, aunque con el paso del tiempo su aspecto inicial ha ido tomando la forma que presenta hoy en día.


Como todo gran palacio del Rajastán, en su interior no falta de nada y seguimos comprobando con nuestros propios ojos, que la magnificencia de esta parte del país no deja indiferente a nadie. Claro que también nos llama la atención la gran opulencia de unos, comparada con la más absoluta nada de casi todos...



Aunque siempre hay detalles que nos recuerdan al niño que todos llevamos dentro, como el espectacular columpio en medio de una maravillosa sala o un juego dibujado en el suelo que no hemos visto nunca. 



Antes de comer, nos acercamos hasta el Sahelyon-ki-bari, un bonito jardín con fuentes de todo tipo y elefantes de mármol, que fue diseñado por las sirvientas de la princesa.



Tras refrescarnos un poco en los jardines, vamos a comer algo de pescado, ya que llevamos muchos días sin hacerlo. No hay nada como la comida india, sea cual sea la que pruebes. 


Antes de volver a descansar un rato al hotel, nos vamos a visitar el museo de Bhartiya Lok Kala, donde podemos ver muñecas, mascaras, joyas... Pero lo más gracioso es la actuación de las marionetas, sin duda un espectáculo digno de ver. Ahí os dejamos un pequeño fragmento:


Tras relajarnos un rato en el hotel y pasear por los alrededores, vamos a un restaurante al lado del lago a cenar, desde donde disfrutamos de unas iluminadas vistas de la ciudad. No hay mejor manera de acabar el día que con una buena cena y unas mejores vistas.



Mañana viviremos un reencuentro maravilloso y empezaremos a conocer la India no turística, que nos dejara sin palabras... Esa India que Naiara atesora en sus recuerdos...

sábado, 18 de julio de 2015

Día 11 (11/11/2013) - Ranakpur

Nuestro siguiente gran destino es la ciudad de Udaipur, pero como el camino desde Jodhpur es bastante largo para hacerlo del tirón, vamos a parar a por el camino a ver unos templos jainistas esculpidos en mármol. Pero antes de todo eso toca desayunar, y que mejor manera que hacerlo con una samosa recién hecha y un chai calentito que nos alegrarán el día.



La verdad es que no habíamos escuchado nunca el nombre de Ranakpur, y mucho menos sabíamos que fuera famoso por su templo jainista, pero nada más llegar al recinto nos damos cuenta de que estamos ante una de las obras maestras de la arquitectura jainí.



Antes de poder entrar al templo principal, Chaumukha Mandir (templo de las cuatro caras), nos descalzamos y según nos cuentan, nos preparamos para ver uno de los templos jainíes más grandes e importantes de India, con un enorme valor arquitectónico. Se construyo en 1439 y a decir verdad, no le falta detalle y sentimos que estamos en un lugar desconocido y mágico a la vez. Los rosetones de los diferentes techos son simplemente únicos.




Pero lo realmente inquietante del complejo. que consta de 29 construcciones realizadas en marmol blanco, es que todo esta soportado por un total de 1444 columnas, y todas son distintas. Es admirable como los constructores se tomaron la molestia de crear tantas columnas y que cada una de ellas fuera una obra de arte que no se repite... simplemente una locura!!!




Cabe recordar, que los jainíes creen factible alcanzar la liberación mediante la pureza absoluta del alma, sólo conseguido tras despojarse del karma. Suelen seguir importantes votos de austeridad y practican el ahimsa, la no violencia de pensamiento a ningún ser vivo.

La verdad es que el lugar ayuda a entender esta religión y el porqué de su creación en el siglo VI a.C. e invita a reflexionar rodeados de una naturaleza imponente.



Tras volver en sí después de una visita y un lugar que no esperábamos encontrar, ponemos de nuevo rumbo a Udaipur. Negi, que siempre va atento, se detiene para que admiremos a unos agricultores realizando sus labores. Como podéis comprobar, la tecnología está muy avanzada, unos bueyes hacen girar una rueda para, a través de unos cántaros, subir el agua desde un pozo para el regadío.


Mientras tanto India no deja de moverse y mucho menos su gente. Estas dos estampas muestran que siempre hay sitio en cualquier transporte público. Si quieres viajar, puedes viajar.



Tras pasar prácticamente lo que resta del día en el coche, llegamos a Udaipur, ciudad que visitaremos mañana. Estamos reventados, con lo que toca descansar. Ondoloin!

viernes, 17 de julio de 2015

Día 10 (10/11/2013) - Jodhpur

El día comienza de nuevo en la carretera y de camino a Jodhpur, hacemos una paradita en medio de la nada para comprar una navaja (que aún conservamos) y que nos serviría para pelar fruta durante el resto del viaje. Naiara disfruta de la negociación mientras los lugareños alucinan con la situación misma.


Cerca de la ciudad, Negi se da cuenta de que están marcando a una manada de camellos y... ¡ahí que nos bajamos a ver qué pasa! La verdad es que el proceso es costoso para los hombres ya que los pobres camellos se resisten a la quemadura...



Y tras dejar las maletas en el hotel, empezamos con las verdaderas visitas a la Ciudad Azul, Jodhpur. Empezamos por el Jaswant Thada, un monumento conmemorativo construido en mármol blanco y dedicado al Maharajá Jaswant Singh II.


Pasear por sus inmediaciones en silencio es verdaderamente relajante e invita a la introspección.


Desde allí, nos dirigimos hacia el Meherangarh, el majestuoso fuerte de la ciudad, aún propiedad del actual Maharajá. Está construido sobre una colina de 125 metros y sigue su perfil con sus enormes murallas. Consta con varias puertas de entrada, todas ellas ricamente ornamentadas. Adelante...


Si las puertas de entrada eran ya suficientemente hermosas, la vista de la ciudad azul... quita el aliento. Es importante mencionar que la ciudad está pintada en este color, ya que hace siglos sus habitantes se dieron cuenta de que el pigmento azul que utilizaban repelía los mosquitos, reduciendo así las epidemias de malaria.






Después de disfrutar del interior del fuerte, nuestro guía nos lleva al centro de la ciudad, donde se encuentra la torre del reloj, uno de los edificios emblemáticos del casco antiguo.  Justo al lado, tomamos "el mejor lassi de India" en un local auténtico. Mientras el (vestido de blanco) echa un párrafo con la gente del local, ¡disfrutamos del mejor lassi que hemos probado!



Aunque no está dentro del planing, el guía nos lleva a visitar el mercado de Sardar cuando ya ha caído la noche. Vagar por las cientos de callejuelas del mercado es fascinante, todas llenas de olores, colores y sonidos que conforman la auténtica India, la de su gente, la que un día Naiara vivió.

Aprovechamos para comprar algunas especias (que terminan siendo por lo menos un kilo...) y nos llevan de vuelta al hotel.


Hasta hoy Negi no ha consentido en venir con nosotros a cenar ninguna noche, pero de hoy no pasa y nos lleva a un restaurante bastante chulo donde comemos de lujo, como siempre. Charlamos sobre familia y trabajo... sobre la vida misma, vaya y qué curioso, que las preocupaciones no entienden de nacionalidades ni fronteras.


De vuelta al hotel, nos despedimos de Negi hasta mañana. Ondoloin!

jueves, 16 de julio de 2015

Día 9 (09/11/2013) - Jaisalmer

La mañana comienza temprano en Jaisalmer y aunque todavía no lo sabemos cuando desayunamos con un millón de blanquitos en el gran salón del hotel, hoy será un gran día. Negi nos lleva puntual al centro de la ciudad, donde tras cruzar una gran puerta señorial construida por una prostituta sin el permiso del maharajá (sí, la historia es bastante surrealista), nos encontramos con el Gadi Sagar.


Un increíble estanque rodeado por numerosos templos y santuarios.



Tras disfrutar de la paz del lugar, nos dirigimos ahora sí al Fuerte, símbolo de la ciudad. Fue construido en 1156 por el soberano rajputa Jaisala y ampliado por sus sucesores. Verlo desde abajo ya impone suficiente y son miles las personas que nos encontramos en una de sus puertas de entrada. Y cómo no, hay otras miles que tratan de vender de todo a los turistas. 



Nada más cruzar el portalón, un laberinto de estrechos callejones se abre a nuestros pasos. Su interior alberga un palacio, varios templos y miles de havelis que nos dejan con la boca abierta mientras paseamos entre ellos. Para que deis fe de ello, ahí van algunas fotos de los detalles de los templos jainíes construidos entre el siglo XII y el XVI. 




Vagamos por sus estrechas calles durante horas y desde lo alto del fuerte, alcanzamos a ver la ciudad moderna que se extiende hasta donde llega la vista y decidimos llenar el estómago con estas maravillosas vistas como telón de fondo. 


Nuestro guía de hoy nos invita a conocer otras partes de la ciudad, por lo que salimos de la fortificación por otra de sus puertas, mientras admiramos el bello contraste entre el color de los muros y el de los saris de las mujeres.


Los havelis que visitamos a continuación son verdaderamente impresionantes, trabajados en cada uno de los detalles hasta la extenuación. Juzguen ustedes mismos:



Desde la azotea de uno de ellos, podemos vislumbrar la majestuosidad del fuerte con un poco de perspectiva... ¿qué os parece?


Pero el calor acecha y decidimos pasear por el interior de los aireados havelis y por las calles más frescas.



Paseando, encontramos un puesto de ropa donde Naiara se deleita, regatea y consigue que le entallen un vestido (según el señor, de diseño propio) a medida en ese mismo instante. ¿En qué otro lugar se consigue ropa a medida en menos de 10 minutos de compra?


Después del ajetreo de todo el día, aún falta lo mejor: el desierto del Thar. A las afueras de la ciudad, este desierto separa India de Pakistán, y unos camellos nos llevarán hasta las dunas de Sam a ver uno de los más bellos atardeceres de nuestras vidas. 



El camino es tranquilo y silencioso y nuestros camelleros no dicen ni pío, porque no hablan nada de inglés, aunque nos entendemos perfectamente. Pero cuando llegamos a las dunas... millones de turistas locales y extranjeros (aunque mayoritariamente locales) ocupan casi todo el espacio. Nuestros camelleros parecen no inmutarse y siguen a paso ligero por las dunas.


Al fin, llegamos a un lugar menos atestado y bajamos (no sin miedo a rompernos la crisma) de nuestros camellos.


No lo habíamos mencionado... pero Naiara por supuesto, estrena su vestido el mismo día, claro!


Compartimos con estos señores el atardecer y el silencio, que se agradece después de un día tan lleno de experiencias. Los colores se van sucediendo en el horizonte y van fijándose en nuestras retinas para siempre.


Antes de marchar, nos sacan la foto obligada con nuestro camellero jefe, un señor ya mayor que no pierde ni el ritmo ni la sonrisa. Se lo agradecemos de todo corazón, porque cuando no hay palabras, la cara es el espejo del alma. 


Y con este atardecer os dejamos por hoy, en el que ha sido uno de los grandes días del viaje. Ondoloin!