domingo, 30 de noviembre de 2014

Día 56 (29/11/2014) - Mysore

Nos levantamos y vamos a desayunar (donde luego comeríamos y cenaríamos) a un restaurante cercano. Con la tripa llena, vamos andando al mercado principal de frutas, verduras y flores, donde termina habiendo de todo.  Pasear entre los puestos es como adentrase en una selva de olores y sonidos nuevos a cada paso, una maravilla para los sentidos!




Con el fresco todavía, nos encaminamos hacia el Palacio Real de la ciudad, donde tras pasar los controles, podemos disfrutar del interior del mismo (no se pueden hacer fotos), quedándonos extasiados en alguna de las salas. Es realmente una maravilla. Una vez fuera, nos sacamos varias fotos de rigor con los locales, en este caso todos los niños de una familia, que van llegando desperdigados.


Como habréis visto detrás de Roberto había un elefante y es que, además de pasear a los turistas, también se tomaban alguna que otra libertad con sus trompas...


Las vistas fotografiables vienen después, cuando sales de la concurrencia y te encuentras con la fachada del palacio nuevo (el anterior se quemó y construyeron este alrededor de 1912), soberbia, elegante y simétrica.



Nos deleitamos todo el tiempo que nos apetece y nos despedimos del palacio, saliendo por una de las puertas más bonitas.


Llamamos a un conductor de rickshaw que ayer nos ofreció un muy buen precio por llevarnos al monte Chamundi y nos viene a buscar.  El señor se entrega a la tarea de hacer de guía con entusiasmo contagioso y enseguida estamos charlando cómodamente sobre todo un poco. Según vamos subiendo en el rickshaw, vamos viendo vistas de la ciudad, pero al parar en un mirador, alucinamos con la llanura y nos tomamos nuestro tiempo para orientarnos.


Tras subir unos cuentos escalones hasta llegar a los templos que dominan el monte, entramos en el más relevante, con 7 gopurams y 40 metros de altura. 


La verdad es que después de haber visto varios templos más relevantes, éste nos sabe a poco, pero las vistas de la bajada son realmente espectaculares.


En la base desde donde hemos empezado la subida, nos encontramos con Nandi, el animal conductor de  Shivá.


La vuelta a Mysore es una fiesta, Roberto vuelve a conducir un rickshaw y así de encantados van los dos delante:


El atardecer nos pilla desprevenidos y nos enamora; qué colores...



Nos retiramos a dormir, mañana será un día muy duro: viajamos a Goa.

Día 55 (28/11/2014) - Bus a Mysore

Madrugamos para coger el bus de la 7 de la mañana que nos lleva a Mysore. El trayecto dura unas cinco horas, así que para la hora de comer esperamos estar en la ciudad. Hacemos bastantes paradas y en una de ellas, entablamos conversación con Pablo, un porteño majísimo que viene de haber vivido durante un año en Nueva Zelanda y sin expectativas sobre el viaje en India, salvo el viaje que tiene hoy hasta Hampi.


Pasamos el resto del camino charlando con él y nos da ciertos consejos sobre el viaje que planeamos para el próximo año a Sudamérica. Se intersa también por la Fundación Vicente Ferrer y quedamos en que, si hay suerte, nos veremos en Goa o en la fundación. La verdad es que en este viaje estamos conociendo a gente increíble y muy interesante. Un placer.

Ya en Mysore, nos despedimos y vamos en busca de alojamiento que, una vez más, es carísimo para lo que esperábamos. En cualquier caso, encontramos un hotel digno y salimos a comer, porque nos morimos de hambre... Las estampas que se suceden son las habituales de India... como ver a una vaca casi dentro de un restaurante!


Nos dirigíamos hacia ningún lado en concreto cuando un conductor de rickshaw nos ofrece enseñarnos el mercado musulmán y alguna cosa más por menos de un euro. Nos lo pensamos y como tampoco sabemos por dónde empezar, nos vamos con él. El mercado musulmán es una maravilla y como muestra, ahí van algunos de sus productos:

                     

                     

                     

Nos lleva también a una tiendita donde hacen incienso y aceites esenciales de manera artesanal.



La visita termina en la tienda típica para blanquitos, pero como no somos nuevos en esto, no picamos... mala suerte! Nos despedimos del conductor, que se queda algo malhumorado y nos dirigimos a los alrededores del famosísimo Palacio Real de Mysore. Junto a una de las puertas, nos encontramos con toda una fiesta: percusionistas, mujeres rezando con cánticos, gigantes, gente disfrazada y hasta un altar de metal plateado. ¿Pero qué pasa aquí? 


No tardamos mucho en encontrar la razón: un gurú espiritual ha venido a verles y le han preparado toda una romería... This is India!


Ya en las puertas del Palacio, admiramos su silueta al terminarse el día...




Desde allí vemos unas luces... ¿qué será eso? Nos acercamos, vemos hordas de indios yendo hacia allí y cual mosquitos atraídos por la luz, entramos en el recinto.


Dentro, todo es fiesta: millones de tienditas delimitan un camino que lleva hasta más tienditas, música a miles de decibelios, puestos de comida, alguna atracción surrealista y stands con luces multicolor donde venden desde bicicletas estáticas, hasta juguetes creativos para niños (algo interesante hemos encontrado Lur, Mutiko, Morroxko) ... En definitiva, una grandísima fiesta donde somos unos de los pocos blancos (no vimos a nadie más), por lo que nos mezclamos con los locales tratando de pasar desapercibidos.

El cansancio nos hace volver temprano al hotel. Toca descansar...

jueves, 27 de noviembre de 2014

Día 54 (27/11/2014) - Ooty y Coonor

El sueño nos envolvía en la cama y nos ha resultado prácticamente imposible levantarnos, casi dormimos 12 horas, pero ha merecido la pena, estamos como nuevos. Vamos a la estación de autobuses, cuando de camino vemos un camión repleto de huevos y no podemos dejar de hacer fotos, la estampa es graciosísima.


Cogemos el bus y nos dirigimos hacia Coonor, el pueblo donde ayer cogimos el tren de miniatura. La idea es visitar el Lamb's Rock y Dolphin's Nose, dos miradores que se encuentran en las proximidades de la ciudad.

El tiempo no acompaña mucho, ya que esta bastante nublado, pero el Lamb's Rock resulta ser un sitio impresionante. Las pocas vistas que tenemos nos sugieren que cuando este despejado, se podrá ver prácticamente hasta el infinito, y los caminos por los que vamos, nos recuerdan un poco a casa.




A continuación, nos dirigimos al mirador de Dolphin's Nose, desde donde se puede ver una enorme cascada y muchísimas plantaciones de té, cosa que no hemos dejado de ver desde que estamos en las Montañas Nilgiri.



Nos monatamos en el rickshaw y volvemos a la ciudad. El regreso resulta muy caótico, parece que vamos por una carretera de la muerte, la niebla prácticamente nos come, y para más inri, el tuk tuk empieza a fallar y tenemos que parar varias veces, antes de conseguir llegar al destino.



Comemos en Coonor y tomamos un bus para volver a subir a Ooty. Después de tomar un cafecito, vamos andando al lago de la ciudad, un lugar que resulta ser muy gracioso. Está lleno de turistas indios y además cuenta con muchas atracciones distintas para el disfrute del personal. Nosotros nos montamos en el pedaleo y damos un paseo por el lago, que resulta muy relajante.



Ya en tierra firme, las adolescentes no dejan de sacarse fotos con Naiara, somos los únicos blanquitos. Después de disfrutar de un minuto de fama, compramos un algodón de azúcar para merendar, ¡esta delicioso!



Volvemos a la ciudad, nos vamos a relajar un poco al hotel y volvemos a salir a la hora de cenar. Mañana madrugaremos para coger el autobús que nos lleva a Mysore, son unas cinco horas de trayecto, así que hoy también tendremos que dormir bien. Ondoloin...

Día 53 (26/11/2014) - Llegada a Ooty

La noche en el tren se hace corta, a Roberto le cuesta despertarse a pesar de que ha amanecido ya...


El tren llega a Coimbatore, cogemos las mochilas y andando a por el bus a las Montañas Nilgiri. Después de dos autobuses, llegamos a Coonor, el primero de los pueblos de montaña, a más de 1800 metros de altura. La idea era quedarnos aquí a dormir, pero los sitios que vemos no nos convencen y da la casualidad de que el tren en miniatura que queríamos coger mañana todavía no ha partido, así que... allá que vamos.



El camino es muy bonito, sobre todo, porque nos hemos puesto en el primer vagón, desde donde vemos al conductor manejar las manivelas.




El paisaje es espectacular y según vamos subiendo, empezamos a notar el frío... y es que vamos con todas las ventanas abiertas para no perdernos nada!




Como en Sri Lanka, el paisaje tan verde nos hace pensar: ¿seguro que estamos en India? Y es que, hay tantas Indias como árboles de té...



Llegamos a Ooty y por más que buscamos alojamiento barato decente, no hay manera y es que a estas alturas nos hemos dado cuenta de algo: el aumento de turismo local y de su capacidad de consumo ha hecho que suban los precios. Rendidos ante esto, cogemos habitación y salimos a comer unas ricas parotas...

Masa de parotas
Paseamos por Ooty bien tapaditos y es que estamos a más de 2200 metros de altura y refresca. Vamos al jardín de rosas, un sitio alejado de la ciudad y sin ruido, repleto de rosas de todo tipo y color.




Estamos agotados, por lo que tras averiguar buses para mañana, nos vamos a la habitación a descansar. Mañana haremos más ruta por las Nilgiri.