Hoy comenzamos a conocer el pasado de esta zona, para lo que visitaremos en un tour el yacimiento de El Brujo, a unos 50 km de Trujillo. Llevamos la ropa a una lavandería que está en el quinto pino y volvemos al centro a desayunar y empezar con el tour.
La odisea que viene después no es nueva y es por ello que nos enfadamos más. Resulta que llega el microbus, entramos todos y "la organizadora" pide al chófer que espere al guía; pasados unos 15 minutos, la policía pide al conductor que se quite de ahí porque está dificultando el tráfico; el chófer se mueve a otra calle de la plaza de armas; "la organizadora" llama al conductor, que tiene que dar la vuelta entera a la plaza, y al llegar nos dice que lo que pasa es que el guía no quiere ir en los asientos que quedan libres (de espaldas a la carretera) y que irá en otro coche; nos ponemos en marcha y cuando estamos saliendo de la ciudad, volvemos a parar para que suba el guía, que va de espaldas; volvemos a ponernos en marcha y al rato, volvemos a parar para recoger a otros dos turistas. En total, perdemos 1 hora y la paciencia de un mes.
No hay fotos, porque la cámara podía haberse utilizado como arma arrojadiza y ante todo, tenemos como máxima la no violencia de Gandhi (algo aprendimos por India).
Llegamos a la Huaca El Brujo y antes de nada, visitamos el Museo de Cao, donde se encuentra la momificada Dama de Cao, gobernanta mochica del siglo IV. Es increíble que después de 1700 años, se puedan ver los tatuajes de su piel... Claro, está prohibido sacar fotos en el interior, así que sólo os queda google!
Después, visitamos el yacimiento, donde todavía se pueden apreciar los relieves y colores en algunas partes de la estructura de adobe. Es increíble:
La Dama de Cao fue enterrada en la segunda planta del edificio y es allí donde más ricamente está decorada la estancia:
Además, la huaca está situada muy cerca del mar, por lo que las dunas, el mar y las plantaciones de caña de azúcar le dan un toque extraño.
En el último nivel de la pirámide, encontramos el relieve más imponente y mejor conservado de todos: maravilloso.
Terminamos la visita rápido, ya que hay quien por la tarde tiene otro tour, y volvemos con la miel en los labios a Trujillo. Comemos y vamos a quejarnos a la agencia, donde nos prometen una compensación por lo ocurrido, esperemos que sea cierto... El resto de la tarde la empleamos en organizar los próximos días, en los que pasaremos de estar en la costa, a estar en la segunda cordillera más alta del mundo, las cordilleras Blanca y Huayhuash.
Cenamos en un bonito restaurante de una pareja holandesa y probamos el pisco sour peruano. Pero a Roberto no termina de convencerle...
Ondoloin y ya os contaremos que pasa con la compensación económica de la agencia...
La odisea que viene después no es nueva y es por ello que nos enfadamos más. Resulta que llega el microbus, entramos todos y "la organizadora" pide al chófer que espere al guía; pasados unos 15 minutos, la policía pide al conductor que se quite de ahí porque está dificultando el tráfico; el chófer se mueve a otra calle de la plaza de armas; "la organizadora" llama al conductor, que tiene que dar la vuelta entera a la plaza, y al llegar nos dice que lo que pasa es que el guía no quiere ir en los asientos que quedan libres (de espaldas a la carretera) y que irá en otro coche; nos ponemos en marcha y cuando estamos saliendo de la ciudad, volvemos a parar para que suba el guía, que va de espaldas; volvemos a ponernos en marcha y al rato, volvemos a parar para recoger a otros dos turistas. En total, perdemos 1 hora y la paciencia de un mes.
No hay fotos, porque la cámara podía haberse utilizado como arma arrojadiza y ante todo, tenemos como máxima la no violencia de Gandhi (algo aprendimos por India).
Llegamos a la Huaca El Brujo y antes de nada, visitamos el Museo de Cao, donde se encuentra la momificada Dama de Cao, gobernanta mochica del siglo IV. Es increíble que después de 1700 años, se puedan ver los tatuajes de su piel... Claro, está prohibido sacar fotos en el interior, así que sólo os queda google!
Después, visitamos el yacimiento, donde todavía se pueden apreciar los relieves y colores en algunas partes de la estructura de adobe. Es increíble:
La Dama de Cao fue enterrada en la segunda planta del edificio y es allí donde más ricamente está decorada la estancia:
Además, la huaca está situada muy cerca del mar, por lo que las dunas, el mar y las plantaciones de caña de azúcar le dan un toque extraño.
Terminamos la visita rápido, ya que hay quien por la tarde tiene otro tour, y volvemos con la miel en los labios a Trujillo. Comemos y vamos a quejarnos a la agencia, donde nos prometen una compensación por lo ocurrido, esperemos que sea cierto... El resto de la tarde la empleamos en organizar los próximos días, en los que pasaremos de estar en la costa, a estar en la segunda cordillera más alta del mundo, las cordilleras Blanca y Huayhuash.
Cenamos en un bonito restaurante de una pareja holandesa y probamos el pisco sour peruano. Pero a Roberto no termina de convencerle...
Ondoloin y ya os contaremos que pasa con la compensación económica de la agencia...