jueves, 14 de diciembre de 2017

Día 7 (30/10/2017) - Estafa anunciada y Holguin

Nos levantamos con los gallos y desayunamos rápidamente: hoy tenemos un largo viaje hasta Holguín, pasando por Moa. Ricardo (dueño de la casa) nos ha gestionado el viaje, que haremos hasta Moa en jeep (por el estado de la carretera) y en coche después.


Empezamos a mosquearnos cuando no partimos directamente, sino que paramos y esperamos (mucho rato) en lo que parece una estación de taxis colectivos, esperando a que llegue más gente. Nos tememos que nos van a cobrar a precio de oro lo que los demás viajeros pagarán en pesos cubanos y tras un largo trayecto de baches y socavones en una carretera sin asfaltar, las sospechas se confirman.


Lo que a los cubanos con quien compartimos el viaje les cuesta 2 CUC, a nosotros 10 y cuando se lo decimos al conductor, se pone hecho una fiera, amenazando con que ningún colectivo nos llevará a Holguín si no le pagamos los 20 CUC (10 por persona) que había acordado Ricardo con él. Entre mucha y fea discusión y llamadas a Ricardo, le pagamos (más por el niño que por otra cosa) y le aclaramos que nos ha estafado, ya que hemos viajado en colectivo, pagando al precio de taxi privado.

Con los nervios perdidos y todos los presentes dándonos la razón, negociamos el precio del colectivo a Holguín (quien ha estado presente en la discusión y no nos estafa) y nos ponemos en marcha.




















Llegamos temprano a casa de Floris y tras dejar todo en la habitación y desahogarnos un poco, decidimos salir a que nos de el aire y comer un poco. En la misma plaza, un poco oculto tras unas obras, encontramos La Bodeguita del Medio, un restaurante muy chulo y recomendable en Holguín (el de La Habana es guirilandia remix). Los precios son razonables y disfrutamos de la comida con música en directo. ¡Luar baila y aplaude!


Después de comer, subimos los 465 escalones hasta la Loma de la Cruz, desde donde las vistas de la ciudad (inmensa) asustan un poco.



Como el pequeño sigue dormido, decidimos bajar de nuevo y pasamos el resto de la tarde en las plazas de Holguín, una ciudad que en principio sólo era de paso, pero que nos ha sorprendido por su belleza, tranquilidad y hospitalidad.




















Ondoloin!

lunes, 11 de diciembre de 2017

Día 6 (29/10/2017) - Cascada del Yunque y relax

Los gallos de los vecinos nos despiertan como cada mañana en Baracoa y mientras desayunamos, decidimos que nos apetece más hacer una caminata por el Yunque que pasar el día en la playa y cuando llega Puchín, nos ponemos en marcha.

De camino a la Reserva Natural del Yunque, pasamos por la fábrica de cucurucho y por la de chocolate, esta última inaugurada por el Ché. Para cuando llegamos a la entrada, Luar ya está dormido así que esperamos a que se despierte para ponernos en marcha y mientras tanto, Naiara se informa sobre las posibles rutas. Hay dos: subida al Yunque (2h subida+2h bajada+ 16CUC) y la ruta a la cascada (2h en total+8CUC). Tanto por la dificultad, como por el niño y el calor incipiente, nos decidimos por la cascada y tras pagar la entrada, un guía de fauna y flora nos acompaña en todo el camino.




La verdad es que esperábamos algo más, el camino transcurre principalmente por la carretera (de tierra y en mal estado) y casi ni nos cruzamos con guajiros, por lo que no es tan interesante como esperábamos. Además, tampoco podremos llegar hasta la cascada, porque lo que al inicio era "cruzar el río y mojarnos un poco", en realidad era cruzar el río con el agua casi al cuello... y obviamente, por ahí no pasamos con el niño (a pesar de que se ofrecen a que el guía cruce con el niño en los hombros).

A pesar de todo, lo pasamos muy bien, los adultos conversando con Luis, nuestro guía (sobre trabajo, salario, paternidad e incluso ¡lactancia!) y el pequeño jugando a la orilla del río con piedras y tierra.


Al final, sólo Luis cruza el río y saca la foto para nosotros (😆) y nos volvemos a poner en marcha para llegar al mirador desde donde sí vemos la cascada. El camino de vuelta lo hacemos con Luar dormido y continuando con la conversación.


De vuelta en Baracoa, Puchín nos deja en un restaurante estatal (en el que comemos por 3 CUC) y nos muestra dónde cambiar dinero. Después de comer decidimos visitar el Museo Arqueológico "La Cueva del Paraíso", una serie de cavernas que fueron cámaras mortuorias taínas. Está bastante alejado y el paseíto con el calor que hace... ¡se hace muy duro! El encargado del lugar nos da una extensa explicación en la entrada y empezamos con la exploración.




La visita es toda una aventura para Luar, que disfruta con cada cueva, escalera y pasadizo. Además, las vistas desde la cima son impresionantes.


¡Y nos encontramos con esta lagartija fosforita!
Al salir, decidimos bajar hasta el malecón para visitar el Fuerte Matachín, aunque nos advierten de que está cerrado por reformas (el huracán Mathew dañó el tejado el año pasado). A pesar de todo bajamos y disfrutamos de la brisa del mar.

Ahi están Colón y la cruz...
El resto de la tarde transcurre tranquilamente por Baracoa hasta que Luar parece tener sueño, por lo que vamos a casa. Tras descansar, juega con los sobrinos de los anfitriones, Betany y Diego, como si se conocieran de toda la vida.


La guinda del pastel llega cuando decidimos cenar en la casa: res y camarón. Juzguen ustedes mismos:


Ondoloin!

miércoles, 6 de diciembre de 2017

Día 5 (28/10/2017) - Boca de Yumurí

Nos encontramos espléndidos y Ricardo y su mujer nos preparan un rico chocolate caliente (estamos en zona de cacao) para desayunar. Hoy iremos a la Boca de Yumurí, a unos 5km de Baracoa.

Puchín será nuestro guía-conductor estos días y comienza la ruta por unos paisajes preciosos... ¡y desiertos!




Empezamos nuestra ruta por los Senderos del Cacao, donde nos lleva a la casa de unos humildes guajiros (campesinos) que se dedican al café y al cacao, quienes no sólo nos muestran sus tierras y árboles frutales, sino que nos dan a degustar el café y el chocolate y nos enseñan el proceso de cada uno.

Café
Molino "artesanal"
Cacao

Luar devora la tableta de chocolate que le ofrecen y nos dejamos llevar comprando una bola de pasta de cacao (que el anciano asegura que dura hasta 15 años en la nevera sin estropearse) y café tostado en grano. Productos naturales, sin aditivos, totalmente artesanos y hechos con amor. Nos aclaran que la compra es opcional, aunque, ¿quién podría resistirse?


Al despedirnos, el señor nos dice que aquí tenemos nuestra casa para cuando queramos volver, y aunque sea (casi) una frase hecha, suena sincera.


Seguimos por toda la costa el camino hacia Yumurí, donde por 2 CUC, nos llevan en barca hasta la Isla de la Almendra a través del cañón.




















El sitio es espectacular y tras escasos minutos en barquita a remos, disfrutamos de un paseo por la isla y hasta nos refrescamos en el río.





















A la vuelta, paramos en una casa particular donde ofrecen comida a los turistas, pero Puchín consigue que nos lo dejen a precio más que razonable y por 11 CUC nos damos un festín de calamares y pescado en salsa de coco. El sitio... maravilloso. Luar se duerme y como no lo queremos despertar, el café de sobremesa se convierte en tertulia política entre cubanos, españoles y dos alemanas que no participan mucho. Un momentazo.


De vuelta, paramos en la Playa Manglito, donde el pequeño disfruta como nunca de la arena y nos damos un pequeño chapuzón.


Ya en Baracoa, nos duchamos y salimos a cenar a un restaurante que aunque no convence de entrada a Roberto, termina siendo un puntazo para Luar: juega con la hija de los dueños y termina viendo dibujitos en su habitación, dejándonos solos y con cara de pasmo mientras terminamos de cenar.

Baracoa y la montaña El Yunque a la izquierda

Ondoloin!

martes, 5 de diciembre de 2017

Día 4 (27/10/2017) - Camino a Baracoa

Julio nos recoge a las 7:00 en casa y nos lleva hasta la estación de autobuses, con aspecto no muy diferente a otras que hemos visto en otros viajes por América del Sur (aunque sin un solo puesto de comida, bebida o chucherías, claro). Aún no lo sabemos, pero el viaje va a ser infernal. Desde el bus, vemos estampas cotidianas (largas colas de cubanos esperando, en este caso, a algún camión o bus) y el monumento a Antonio Maceo (héroe de la independencia).




















El primero en sentirse mal es Roberto, que tiene que pedir al conductor que pare para ir al WC, pero parece que todo queda en eso. Pero después la indispuesta es Naiara, quien aprovechando que la policía da el alto al autobús, baja al WC natural (tras pedir permiso para utilizar el baño de la Policía y denegárselo, le indican unos matorrales...). Para nuestra sorpresa, conductores y Policía se enredan en una discusión que llega a los insultos, porque según parece, sólo los agentes de inmigración pueden registrar los equipajes... Finalmente seguimos con el camino y pasamos por una de las carreteras más espectaculares de Cuba: La Farola. La carretera serpentea durante alrededor de 55 km subiendo primero, para descender tras el alto hasta la ciudad de Baracoa. Las vistas son impresionantes.




















Tardamos 1h más de lo previsto y eso pesa mucho, ya que no terminamos de encontrarnos bien y el niño está especialmente demandante con Naiara. Pero al llegar a Baracoa, ya está Ricardo esperándonos y en 5 minutos de bicitaxi, estamos en casa.

Tras acomodarnos, damos una pequeña vuelta por el centro de Baracoa, donde está la Plaza de la Independecia, peatonal, en la que buscamos agencias que ofrezcan excursiones a El Yunque o Humboldt. Empezamos a darnos cuenta de que con Luar no vamos a poder subir montañas como soñábamos y nos damos un tiempo para reorganizar nuestra estancia. Nos decidimos por Yumurí y probablemente alguna pequeña excursión a El Yunque (no a la cima), aunque no cerramos nada.


En la plaza, visitamos también la Catedral, donde se exhibe una de las cruces que trajo Colón en su llegada a América (dicen). Si ampliáis la imagen, podréis leer la extensa explicación.


Y bajamos hasta el malecón a echar un vistazo al mar...


Como nos encontramos regular, nos retiramos a la casa donde nos preparan arroz hervido para los papás y pollo para el "nené". Hablando con Ricardo, nos ofrece gestionar la visita a Yumurí mañana y cerramos el plan. Ha sido un día largo...


Ondoloin!

lunes, 4 de diciembre de 2017

Día 3 (26/10/2017) - El Cobre y Cementerio de Santa Ifigenia

El plan de hoy nos apetece mucho: subir a la Gran Piedra, desde donde (dicen) se pueden ver la luces de Jamaica en una noche abierta. Pero nos despertamos con malas noticias: el cielo augura lluvia y el conductor nos recomienda cambiar de plan, ya que la carretera hasta allí puede ser peligrosa con agua. Así que sobre la marcha, decidimos ir al Santuario de la Virgen del Cobre, patrona de Cuba.

De camino, el paisaje nos absorbe: laderas y más laderas de espesa vegetación y palmeras. Adelantamos a burros, caballos y hasta algún camión lleno de gente y antes de llegar, ya llueve con ganas. La lluvia nos da un respiro al llegar al santuario y disfrutamos de las vistas.


Aunque en esta colina se ha emplazado un santuario desde 1648, la actual basílica data del 1927. El edificio, situado en una colina, es sencillo pero agradable y en el altar mayor, está Cachita, la Virgen de 40cm de estatura.



Paseamos alrededor de la Basílica hasta que empieza a llover, momento que aprovechamos para volver al coche y ponernos en camino hacia el Cementerio de Santa Ifigenia. Se erigió en 1868 para acoger a las víctimas de la Guerra de la  Independecia y en ella descansan entre otros, José Martí, Tomás Estrada Palma y más recientemente, Fidel Castro.

Mausoleo de José Martí

Tumba de Fidel Castro 
El lugar rebosa solemnidad y está escoltado (sobre todo las tumbas de José Martí y Fidel) por muchos policías que nos indican amable pero firmemente el camino a seguir (no se puede uno salir del redil).


De vuelta en la ciudad, comemos en la Gran Carreta, donde tras insistir, logramos que nos den la carta cubana, con precios increíblemente más bajos que en la carta con precios en divisa (CUC). Antes de volver a casa, damos una vuelta por la calle Heredia, donde la música no para.




Ya en casa, esperamos a que llegue Vanesa del cole y mientras organizamos con Sharlene el resto del viaje (ella nos deriva a casas del mismo precio en las demás ciudades), los dos pequeños llenan la casa de risas.


Charlando, comentamos que en realidad esta es nuestra "luna de miel" ya que nos acabamos de casar y ¡ahí que llama a su padre para que compre una tarta para celebrarlo! Nos lo pasamos muy bien, sobre todo Luar, que se pone hasta arriba de tarta.



Mañana salimos temprano, así que nos despedimos hasta la próxima y a la cama. Ondoloin!