miércoles, 15 de julio de 2015

Día 8 (08/11/2013) - De camino a Jaisalmer

Hoy pasaremos casi todo el día en el coche, ya que recorreremos unos 330 kilometros para ir de Bikaner a Jaisalmer, pero en India, eso significa mas de siete horas. Por tanto, no nos queda más remedio que desayunar a tope y tomárnoslo con filosofía.

Por suerte, nuestro chófer Negi es un auténtico crack y siempre está dispuesto a enseñarnos otras cosas de su maravilloso país que se salen de lo turístico. De camino, contemplamos a una familia trabajando en medio de la nada. Su tarea consiste en hacer ladrillos de barro, y para ello utilizan todos los medios que están a su alcance. Parece mentira que se puedan hacer ladrillos de calidad completamente a mano y en un entorno así, pero esa es la realidad. 



Continuamos por la carretera tranquilamente y muy despacio, cuando Negi nos propone visitar un templo hindú. Realmente no nos acordamos del nombre del lugar, pero estaba abarrotado de hinduistas. Tras hacer la interminable cola sintiéndonos observados (¿qué harán estos blancos aquí? se preguntaría la gente), conseguimos acceder al templo. Tras realizar nuestras ofrendas paseamos por sus alrededores disfrutando de la vitalidad de los lugareños y de su simpatía.




A continuación nos ocurre algo muy gracioso. Cuando nos disponemos a salir del recinto, estamos totalmente desorientados todos, y al ser un espacio tan grande, parece que no salimos por donde entramos. Caminamos sin rumbo hasta que Negi nos dice que no nos movamos, que él va a por el coche y que vendrá pronto a buscarnos.

Tras más de una hora y ya empezando a pensar que nos había dejado tirados (cosa que era imposible), de repente aparece todo preocupado y pidiéndonos disculpas. Para nosotros la espera ha sido gratificante, ya que hemos estado chralando con los lugareños e incluso comiendo y bebiendo en la tiendita de un señor, y la estampa que se nos quedará en el recuerdo será imborrable.


No sabemos ni que hora es, pero por fin llegamos a Jaisalmer y vamos directamente a hospedarnos al hotel. Tras acomodarnos en la habitación, damos una vuelta y subimos a la terraza a ver la puesta de sol y al estar prácticamente en el desierto, el sol brilla con más intensidad.

La noche cae muy rápido y como todavía están celebrando en Diwaly, el hall del hotel está engalanado para la ocasión.



Salimos a cenar a la ciudad. y Negi nos lleva a comer un sabrosisimo thali a un restaurante fuera de las murallas. Desde su azotea podemos dislumbrar la belleza del fuerte de Jaislamer, que al estar copletamente iluminado, resalta en la cima de la gran ciudad.




Con el estómago lleno y con muchas ganas de visitar la ciudad mañana, nos retiramos a descansar. Ha sido un día en el que prácticamente no hemos salido del coche, necesitamos reponer fuerzas para conocer Jaisalmer. Mañana más...

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