sábado, 2 de diciembre de 2017

Día 1 (24/10/2017) - Rumbo a Cuba

El día empieza tempranito y nos ponemos en marcha rumbo al Aeropuerto de Barajas. Va a ser un viaje muy largo, primero en coche hasta allí, después la espera y finalmente un vuelo directo a Santiago de Cuba de 9 horas y media.

El camino hasta el aeropuerto va bien, el niño duerme un rato y le vendrá bien, las cosas no saldrán como esperábamos: el vuelo va con más de una hora de retraso cuando llegamos (y empeorará). Comemos y nos despedimos del cuñao, que se lleva la furgo de vuelta, y facturamos nuestra única mochila ante la sorpresa de todos: "¿es todo el equipaje para los 3?"


Pero después de pasar el control y llegar hasta la puerta de embarque... ¡más retraso! Al final el vuelo sale a las 17:20 (con 2h de retraso), aunque el vuelo que inicialmente era de 9,5h acaba durando menos de 9 y además, podemos afirmar que sin lugar a dudas, llevamos al niño más formal del avión.


Al llegar a Santiago llega nuestra primera sorpresa: el aeropuerto es tan pequeño que bajamos a la pista directamente y el recinto donde pasamos la aduana, recogemos el equipaje y cambiamos algo de dinero, no es más grande que una pista de tenis... Eso sí, el personal es serio y disciplinado: revisan nuestras pertenencias (nos quitan toda la fruta) y nos preguntan otra vez por el escaso equipaje.

Mientras esperamos que salga nuestra maleta, un señor nos hace saber que el taxi que han enviado a buscarnos desde la casa, ya está esperándonos fuera (nos sorprende que nos conozca, aunque pronto entendemos que somos fáciles de identificar por el niño). Mochila en mano, salimos de la diminuta sala...¡directamente a la calle! Allí nos está esperando el amable Mario, que nos lleva hasta la casa de Sharlene y su familia, quienes nos acogen con los brazos abiertos. ¡Qué bonito sentirse como en casa, tan lejos de la nuestra!

Ondoloin!

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