miércoles, 7 de febrero de 2018

Día 23 (15/11/2017) - ¡A La Habana!

Nos despertamos temprano, preparamos todo y desayunamos en la casa por primera y única vez por 5CUC cada uno, y la verdad, comemos peor que en la calle y Luar no prueba bocado. Antes de partir, nos despedimos de la familia francesa que también se marchan hoy con sus bicis.


El viaje a La Habana es relativamente corto y tras llamar la atención al conductor por estar "jugando" a ir vacilando con otro colectivo, vamos sin prisa pero sin pausa hasta la casa, donde Gretel ya nos está esperando. Desde el principio es todo muy fácil, nos indica la habitación y los lugares comunes (un comedor muy amplio y un patio lleno de plantas). Acordamos el precio y la salida, nos da indicaciones para empezar a conocer La Habana y nos facilita la vida mostrándonos restaurantes muy baratos por la zona.


Salimos por fin a la calle y nos dirigimos a pie a la Necrópolis de Cristóbal Colón, después de comer en uno de los locales que nos ha recomendado. Éste, es uno de los cementerios más grandes de América y aunque no nos resulta fácil, tratamos de encontrar a algunos de sus más famosos "habitantes"; entre otros, el General Máximo Gómez, el monumento a los Bomberos o la tumba de Amelia Goyri, quien murió al dar a luz y cuyo marido visitaba diariamente la tumba donde se encontraban su mujer y su hijo. Cuenta la leyenda que al ser desenterrados los restos, el bebé, enterrado a los pies de su madre, fue encontrado en sus brazos y desde entonces, se considera "milagrosa". De hecho, mientras estamos allí vemos a varias personas visitándola y rezando junto a su tumba.





A la salida del cementerio tenemos una "experiencia religiosa": Dinio ("la noche me confunde") entrando al cementerio.😆

Caminamos hasta el malecón con la intención de tomar un café en un bar con forma de fuerte, pero tenemos una experiencia surrealista: dos camareras sentadas mirándonos con hastío, la música a todo trapo y ni se molestan en levantarse al preguntarnos qué queremos. Tras 15 minutos y la llegada de otro camarero (que viene a petición de una de ellas, quien se pone a comer en la barra), por fin nos sirven los cafés.


Después decidimos cruzar el túnel hacia Miramar, la zona que anteriormente ocupaba la aristocracia y ahora colman las embajadas. Paseamos por la 5ª avenida y tratamos sin éxito de ver el atardecer (ya que los edificios lo tapan), pero encontramos el teatro Karl Marx.




De vuelta hacia la 5ª avenida, vemos imágenes impresionantes de moles de hormigón medio abandonadas y medio habitadas al lado de centros comerciales relucientes. Espeluznante...




Los suburbios de La Habana nos rodean y hay quien intenta hacernos creer que el túnel de vuelta a Vedado ya esta cerrado para intentar llevarnos en coche a cambio de unos CUC... Pero no nos la dan.


Volvemos por el malecón y al llegar a la casa, pedimos comida por teléfono con ayuda de Gretel. Su novio Nelson, nos ayuda a empezar a buscar información sobre el abuelo de Roberto, dándonos la dirección de la Sociedad Española y la Canaria. Mañana empieza la búsqueda, ondoloin!

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