El día comienza de noche, cuando cogemos un autobús hacia Madrid donde cogeremos el vuelo por la mañana. A pesar del frío, los nervios no nos dejan pensar en nada más que en las semanas que están por llegar.
Dormimos a ratos en el camino y cuando llegamos a Madrid aún no ha amanecido, pero nuestros ojos ya están como platos. Volamos con American Airlines y sabemos que van a mirarnos hasta la marca de los calcetines, así que no perdemos el tiempo y vamos directos a facturar las maletas. Nos hacen mil preguntas "de seguridad" bastante surrealistas, todo hay que decirlo, y pasamos el resto del tiempo hasta embarcar con Agustí y Mª Inmaculada, que como nosotros, no sabían que para hacer una escala en EEUU hiciera falta un visado. Así que les ayudamos con los trámites y nos acompañamos en la espera.
El vuelo hasta Miami es largo, pero hay quien duerme la mitad del trayecto... Cuando vemos el mapa con el trayecto, alucinamos comprobando que efectivamente, ¡¡¡estamos cruzando el charco!!!
Ya en Miami, tardamos una hora y media en pasar los controles de seguridad, por lo que no nos queda tiempo ni para tomar un café. Nos despedimos de Agustí agradeciéndole toda la información que nos ha facilitado y embarcamos hacia Quito. De camino, el atardecer sobre Cuba... va por ti meu pai!
Llegamos a Quito y nos están esperando para trasladarnos al hostel entre una niebla terrible. Edwin, el conductor, nos introduce a su país y da consejos muy útiles. Llegamos al Hostel Backpacker y nuestra habitación es perfecta: limpia y suficientemente amplia para estar cómodos. Toca dormir, llevamos demasiadas horas despiertos!
Dormimos a ratos en el camino y cuando llegamos a Madrid aún no ha amanecido, pero nuestros ojos ya están como platos. Volamos con American Airlines y sabemos que van a mirarnos hasta la marca de los calcetines, así que no perdemos el tiempo y vamos directos a facturar las maletas. Nos hacen mil preguntas "de seguridad" bastante surrealistas, todo hay que decirlo, y pasamos el resto del tiempo hasta embarcar con Agustí y Mª Inmaculada, que como nosotros, no sabían que para hacer una escala en EEUU hiciera falta un visado. Así que les ayudamos con los trámites y nos acompañamos en la espera.
El vuelo hasta Miami es largo, pero hay quien duerme la mitad del trayecto... Cuando vemos el mapa con el trayecto, alucinamos comprobando que efectivamente, ¡¡¡estamos cruzando el charco!!!
Ya en Miami, tardamos una hora y media en pasar los controles de seguridad, por lo que no nos queda tiempo ni para tomar un café. Nos despedimos de Agustí agradeciéndole toda la información que nos ha facilitado y embarcamos hacia Quito. De camino, el atardecer sobre Cuba... va por ti meu pai!
Llegamos a Quito y nos están esperando para trasladarnos al hostel entre una niebla terrible. Edwin, el conductor, nos introduce a su país y da consejos muy útiles. Llegamos al Hostel Backpacker y nuestra habitación es perfecta: limpia y suficientemente amplia para estar cómodos. Toca dormir, llevamos demasiadas horas despiertos!
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