viernes, 27 de marzo de 2015

Día 63 (24/03/2015) - Del relax de la Isla del Sol, al caos de La Paz

Tras descansar incluso más de lo deseado, nos preparamos y bajamos a desayunar al restaurante de las cabañas, ya que tras el dispendio realizado, el desayuno viene incluido. Como era de esperar, el desayuno es acorde al lugar y nos ponemos las botas con todo lo que nos sirven. No sabemos si se puede estar mejor!


Tras llenar el estómago, subimos a recoger las mochilas para poco a poco ir despidiéndonos de esta isla tan maravillosa. Caminamos durante un buen rato y antes de afrontar la bajada de las escalinatas inkas, nos detenemos a descansar un momento en la fuente del Inka, a la que también conocen como la fuente de la eterna juventud.


Llegamos al puerto con bastante tiempo de adelanto, con lo que tras comprar los pasajes, nos quedamos tranquilos a disfrutar de las vistas. El día es perfecto y no podemos esconder la pena que sentimos por abandonar este lugar, aunque estamos seguros de que algún día volveremos.




El trayecto en el barquito lo hacemos charlando con una pareja valenciana que va rumbo a Perú y que vienen de Chile, con lo que el cambio de información y de historietas es constante. Esta vez vamos en la parte superior del barco y volvemos a sentir esa brisa del Titicaca en nuestros rostros.

Llegamos a Copacabana, y tras asaltarnos para comprar el billete hacia La Paz, lo cogemos en la misma compañía con la que llegamos desde Perú. Nos vamos a comer ya que el bus sale a la una y media y alucinamos con lo puntuales que partimos.

El trayecto es tranquilo hasta que llegamos a un punto donde tenemos que cruzar el lago y como no hay puente, tenemos que bajarnos todos los pasajeros para cruzarlo en otro barquito. Lo gracioso es que el bus con todas nuestras pertenencias, pasa el estrecho sobre cuatro maderas viejas a una velocidad lentísima. Sólo nos queda esperar desde la otra orilla a que llegue sano y salvo.




Después de esta locura, nos ponemos otra vez rumbo a La Paz, esta vez sólo por carretera y disfrutando de unas vistas espectaculares. Vamos al lado de una cordillera y parece no tener fin, y ver todas esas montañas nevadas nos hace presagiar que pasaremos bastante frío.



Llegamos a la terminal de autobuses pasadas las cinco de la tarde y como no podía ser de otra manera, cogemos un taxi que nos lleve a la Posada El Carretero, recomendación exclusiva de nuestros amigos chilena-argentino Maka y Pablo, va por ustedes compañeros!

Es tarde y no nos apetece salir, con lo que pasamos el resto del día metidos en El Carretero actualizando el blog, ha sido un día de cambio.


Mañana visitaremos esta mega urbe, ondoloin!

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