Nos levantamos con calma y tras desayunar en casa, salimos a la calle a seguir disfrutando de la ciudad. Bajamos en Callao y vamos caminando por la Gran Vía rumbo al Templo de Debod, pero de camino nos topamos con la Plaza de España, con sus fuentes, el magnífico Edificio España y el monumento a Cervantes, el más internacional de los escritores españoles. En la estatua podemos observar a Cervantes y por supuesto a sus dos personajes principales, Don Quijote de la Mancha y su fiel escudero Sancho Panza.
Conseguimos llegar al Templo de Debod y no entendemos muy bien como puede estar una parte de la antigua Egipto en medio de Madrid. La explicación oficial es que como España "ayudó" a Egipto (no sabemos en qué) cuando se hizo una presa que sumergiría varios templos.
Sea como fuera, a decir verdad, el complejo religioso se encuentra en buen estado (o lo que queda de el, ya que era inmenso).
El lugar es muy tranquilo y disfrutamos de su paz hasta la hora de comer. De vuelta por la Gran Vía, decidimos que por muy bueno que sea el musical de El Rey León, no estamos dispuestos a pagar casi 80€ por persona.
Seguimos caminando calle abajo hasta el barrio de Chueca, donde descubrimos un recién abierto restaurante italiano, donde por 10€ disfrutamos de una comida rica y sana. Y como no podía ser de otra manera, nos tomamos el café de rigor en la plaza de Chueca, un barrio que nos ha encantado.
Para esta tarde, puede que no tengamos El Rey León, pero sí tenemos una función de teatro en La Latina, interpretada por Malena y Ernesto Alterio, Fernando Tejero y demás espléndidos actores, en la obra "Atchúuusss!". Pero antes, hacemos la compra en el mercado del barrio y tomamos una cañita.
La entrada más barata lleva consigo tener que ver la obra desde casi el cielo, pero aún y todo... ¡merece la pena!
Con la alegría de tanta actividad cultural, vamos hacia casa (reservada en Airbnb), donde cenamos y nos retiramos a descansar. Ondoloin!
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