Nos despertamos y salimos sin prisa pero sin pausa hacia Volterra, intentando aprovechar las recomendaciones recibidas, pero no es fácil, las cosas se cierran, no las encontramos... De cualquier manera, Volterra se presenta interesante, con anfiteatro y guitarra acústica incluidas.
Comemos en la furgo con vistazas y marchamos hacia San Gimignano.
San Gimignano se alza majestuosa sobre una colina y a pesar de estar a tope de turistas, no pierde encanto. Siguiendo las indicaciones de dos toscanos, subimos a la Torre Grossa, tomamos un vinito en el DiVinorum y nos tomamos un helado en la mejor heladería del mundo.
Una gran manera de despedirnos de la Toscana en su esencia.
Comemos en la furgo con vistazas y marchamos hacia San Gimignano.
San Gimignano se alza majestuosa sobre una colina y a pesar de estar a tope de turistas, no pierde encanto. Siguiendo las indicaciones de dos toscanos, subimos a la Torre Grossa, tomamos un vinito en el DiVinorum y nos tomamos un helado en la mejor heladería del mundo.
Una gran manera de despedirnos de la Toscana en su esencia.
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