Día 5 (9/10/2014) - Gili Meno

Un gallo y luego otro nos despiertan a las 6 de la mañana, muy amanecido ya. Remoloneamos, pero al final estamos preparados antes de tiempo. Un buen desayuno incluido en el precio, mochilas al hombro y a coger el barquito hacia Meno.

La ruta parece corta y facilita, ya que veíamos la isla relativamente cerca, pero la travesía resulta justamente lo contrario: movidita y llena de bandazos. El mar estaba bastante agitado entre las islas y hay quien lo ha pasado verdaderamente mal. La tripulación en cambio, como una rosa. En 20 minutos desembarcamos en Gili Meno y a primera vista se nota la diferencia: el agua está caliente, apenas hay gente en el embarcadero (incluso locales) y se escucha el silencio.
Llegamos a los bungalows y resulta que nos dan uno con aire acondicionado al mismo precio del de ventilador, perfecto! Mirad qué lujazo!

Dejamos todo y a la playa. Buscando una tranquila, bordeamos la isla y prácticamente no vemos a nadie y la gente que vemos está sorprendentemente silenciosa.

Comemos en unas "cabañitas" elevadas desde donde tenemos esta hermosa vista.

Después volvemos al bungalow bordeando el lago y echamos una siestita. Vemos el atardecer paseando por la costa y vamos a cenar.

Vemos una imponente luna llena, primero baja y roja, luego en llamas anaranjadas y por último de un blanco reluciente en medio del cielo, impresionante. Discutimos amigablemente porque nos han cobrado mal y después de un rato, de rehacer la cuenta con el camarero y de que la calculadora fallase, conseguimos pagar lo que es debido. Dormiremos más tranquilos...