Antes de que amanezca ya estamos en la calle, tenemos que coger el autobús hacia las 6 de la mañana, para estar temprano en Bangalore. El trayecto es de unas tres horas, así que tomamos un chai con unas galletas y nos preparamos para el viaje.
El vuelo es corto y llegamos a Goa para la hora de comer. Como no nos dejan entrar a la zona de restaurantes, tenemos que darnos por comidos con unos insulsos sandwiches de queso y una coca-cola. Pretendíamos llegar a destino en bus, pero teniendo en cuenta que llevamos ya 9 horas viajando y que tendríamos que coger dos buses más, decidimos coger un taxi (regateando, por supuesto).
Llegamos a Panaji (o Panjim) y dedicamos bien poco a buscar alojamiento. Tras mirar en un par de sitios, deducimos que los precios no bajarán en el resto del viaje, por lo que conseguimos bajar el precio a 1000 rupias la noche y nos damos con un canto en los dientes.
Hoy en Panaji nos esperan dos cosas: esta maravillosa puesta de sol...
Después de un viaje lleno de baches, llegamos a Bangalore, donde nos resistimos eficazmente a la insistencia y triquiñuelas de los taxistas, y conseguimos coger el autobús que va al aeropuerto.
Pero no estaba todo hecho, no... En vez de la media hora que nosotros esperábamos, el bus tarda hora y media pasada en llegar, por lo que llegamos al aeropuerto corriendo (literalmente). Pero tampoco termina ahí, no... El policía de la entrada no nos quiere dejar entrar porque no llevamos el vuelo impreso, así que con toda la paciencia del mundo, corremos de nuevo, nos lo imprimen en una ventanilla y conseguimos entrar al aeropuerto. Nos espera una cola tremendamente larga y empezamos a temer de verdad que perderemos el vuelo, pero por suerte, la cola avanza muy rápido y aunque in extremis, conseguimos facturar las mochilas.
El vuelo es corto y llegamos a Goa para la hora de comer. Como no nos dejan entrar a la zona de restaurantes, tenemos que darnos por comidos con unos insulsos sandwiches de queso y una coca-cola. Pretendíamos llegar a destino en bus, pero teniendo en cuenta que llevamos ya 9 horas viajando y que tendríamos que coger dos buses más, decidimos coger un taxi (regateando, por supuesto).
Llegamos a Panaji (o Panjim) y dedicamos bien poco a buscar alojamiento. Tras mirar en un par de sitios, deducimos que los precios no bajarán en el resto del viaje, por lo que conseguimos bajar el precio a 1000 rupias la noche y nos damos con un canto en los dientes.
Hoy en Panaji nos esperan dos cosas: esta maravillosa puesta de sol...
...y el Festival De Cine Internacional de Goa, que termina hoy.
El jolgorio que tienen montado es made in India y no podemos resistirnos, a pesar del cansacio, a pasear un buen rato y cenar algo entre tantos indios marchosos. Goa promete....!!!!
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