El plan de hoy es pasar el día con Kokila y la family pero en India, los planes no deberían existir.
Desayunamos con el móvil encima de la mesa por si nos avisan de dónde están, pero nada. Decidimos ir a la costa más cercana a su alojamiento, al norte de Panjim. Así que vamos en nuestra moto a Anjuna, pueblo costero famoso por su mercado de los miércoles que según hemos leído, es ya diario. Llegamos y no vemos ni rastro del mercado, así que vamos hacia la playa donde nos tomamos algo fresco.
Escribimos a Kokila y resulta que están en una fábrica de anacardos... con lo surrealista de la situación, buscamos en google y hay una "cerca" de donde estamos y otra muy al sur; decidimos que deben estar en la más cercana y quedan en avisarnos cuando salgan. Pasan las horas y acabamos encontrando el mercado y como no, comprando.
Ya no sabemos qué pensar, pero como es la hora de comer, decidimos comer algo para que no nosase como ayer y quedarnos sin llenarel buche. Nos sentamos, pedimos una pizza casera (que hacen delande de nuestros ojos en un hornomde leña) y recibimos un mensaje: estaban en la fábrica del sur y ahora van a una playa allí. Valoramos la situación y como tenemos una hora de camino, quedamos en que nos vemos cuando vuelvan al alojamiento.
Mientras tanto, disfrutamos de la comida y de las hamacas del restaurante que son una delicia...
Con mucha pereza, porque se está muy bien, salimos hacia Mapusa que es donde se alojan y en media hora y unas indicaciones, estamos allí. Llegamos antes de lo acordado, por lo que nos tomamos un chai bien caliente.
Nos sentamos en una entradita y en las próximas dos horas permanecemos allí a la espera, ante el asombro de todo bicho viviente. Finalmente y ante la amenaza del atardecer que nos haría llegar de noche de nuevo, les pedimos perdón por no poder esperar más y por el mensaje de Kokila, no se sabe quién de las dos lo siente más. A cambio, prometemos hacer todo lo posible para ir a visitarles a Anand.
Llegamos a Panjim y tras tomar un lassie, informarnos de cómo llegar en bus al aeropuerto y devolver la moto, volvemos al hotel a por nuestras mochilas, donde nos ponen el cafecito que nos prometió el jefe, son tan majos!
Mochilas al hombro, cogemos dos autobuses para llegar al aeropuerto y quitando algún encontronazo con los de seguridad, que no nos quieren dejar dormir dentro, todo como la seda.
Otra noche en un aeropuerto... a ver qué tal va!
No hay comentarios:
Publicar un comentario