Día 18 (07/02/2015) - De Baños a Alausí: el caos

Nos despertamos sin saber lo que nos espera... Desayunamos con Nathan y Kelly y nos despedimos. Ellos van a hacer rafting y nosotros vamos hacia Riobamba. Esperando el bus en la estación, nuestros queridos argentinos vienen indignados porque en su hostel les piden el doble por ser fin de semana... Les animamos y nos despedimos de ellos hasta la próxima. 

El bus a Riobamba es ameno y de camino, tenemos unas vistas espléndidas del volcán Chimborazo.

Una vez en Riobamba, preguntamos en la estación de tren por el trayecto hasta Alausí (donde está el tren de la Nariz del Diablo), pero resulta que no existe. Algo decepcionados, vamos en busca de un hostel cuando Naiara recibe un terrible ataque infantil: el carnaval aquí se celebra con sprays de espuma!!!

Encontramos un hotel realmente barato en comparación con lo que hemos estado pagando y dejamos allí las cosas para ir a comer y a averiguar sobre el descenso en bicicleta del Chimborazo.

Ya resulta bastante surrealista tener que entrar por una tienda de telas a una agencia de actividades ciclistas, pero cuando nos pide 50$ por persona para hacer el descenso del volcán en bici... Se nos caen todos los planes.

Mientras tomamos un café reflexionamos y decidimos que no tiene sentido quedarnos en Riobamba más tiempo, ya que no podemos coger el tren aquí y la actividad que queríamos hacer se sale de nuestro presupuesto, así que nos vamos al hotel a pedir mil disculpas, no si antes ver el museo del tren y el autoferro que llega mientras realizamos la visita. En el hotel se muestran muy atentos y dispuestos a ayudar y hay que decir que no nos cobran nada por haber ocupado la habitación por unas horas.

Salimos de Riobamba bastante descorazonados, porque vamos a Alausí y no sabemos si tendremos plaza para el tren de la Nariz del Diablo... Para más inri, cuanto más nos acercamos al pueblo, mayor es el espesor de la niebla... En fin, con todo esto, cogemos el hostel más barato y cutre de todo Ecuador y cenamos en una tasca local.

Como es temprano, damos un paseíto bajo la lluvia hasta la estación, donde vemos el tren esperando para mañana.

Mañana nos despertaremos tempranito para tratar de subir al tren, buenas noches (y que pase rápido!).