sábado, 14 de febrero de 2015

Día 24 (13/02/2015) - Machala (o cómo sentirse en casa)

El día de hoy comienza con muuucha calma. Desayunamos con Maruja y charlamos muy tranquilamente. Lavamos más ropa y pedimos hilo a nuestra anfitriona para coser la mochila de Roberto, que de tantas experiencias guardadas, ha empezado a ceder!


Después salimos a conocer la ciudad, paseando tranquilamente por la plaza y alrededores.


Tomamos un juguito en un puesto del mercado y caminando, nos encontramos con Guillermo, quien nos lleva hasta su tienda de ropa. Una vez allí charlamos con Janeth y él sobre la vida en general... qué bonito poder intercambiar ideas con gente diversa!


Volvemos a casa para almorzar y decidimos visitar la isla de Jambelí, para lo que vamos hasta Puerto Bolívar a coger el bote (que va abarrotado!) que nos lleve hasta allí.




Durante los 35 minutos de trayecto las vistas de los manglares y su fauna nos hace recordar a los días pasados en la selva...


A nuestra llegada, Jambelí nos da la bienvenida con un letrero colorido que están pintando en el momento. 


La isla se presenta bastante asolada, a pesar de que el bote iba lleno, en la playa no hay casi nadie y los bares y restaurantes están cerrados, casas destruidas frente al mar... 




Es escenario evoca tiempos pasados, nostalgia y decadencia a partes iguales y a nosotros.... nos encanta.




Su tranquilidad lleva a nuestros pensamientos a las playas desiertas de Gili Meno, en Indonesia y sólo la música a todo trapo nos devuelve a Ecuador.





Antes de lo deseado, llega el momento de volver a Machala en el bote, desde donde podemos avistar la fauna local, garzas y aves desconocidas para nosotros.


Y cuando llegamos a puerto... vaya atardecer! Tan melancólico como la isla, nos deja estampas memorables.



De vuelta en casa nos tienen una sorpresa. Nuestra idea era invitarlos a cenar para agradecer tanta hospitalidad, pero Maruja se niega, dice que no gastaremos estando en su casa... (algo se nos ocurrirá...) Total, que al llegar a casa, nos dicen que nos van a llevar a cenar a una pizzería a la que suelen ir en familia. Nos duchamos y en marcha!

La pizza era riquísima, aunque se nos olvida hacer la foto de rigor... Después nos llevan a ver la ciudad, visitando un parque que haría las delicias de alguien pequeñito... y que disfrutamos en su honor!



Gracias por todo!

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