La mañana comienza temprano, pero va a merecer la pena: hoy tenemos un tour privado junto con Mariana y Nina a Chinchero, Moray y las salinas. Recogemos las mochilas y las dejamos en la recepción del hostal, ya que esta noche dejamos Cusco para ir a Puno, última parada antes de Bolivia.
En contra de lo que el guía de ayer nos dijo, Chinchero resulta ser muy interesante, con unas ruinas bastante conservadas y una paz increíble. Además, el guía de hoy es un hombre estudiado en la materia, que nos explica todo y más sobre los Inkas, los conquistadores y la historia, que aunque horrible, es realmente interesante.
Estas ruinas, fueron mandadas a construir por uno de los Inkas (Reyes) para retirarse en su vejez y la verdad, después de pasar un tiempo en el lugar, a ninguno nos cabe duda de que éste es un sitio ideal para jubilarse...
En las ruinas del antiguo templo inka, la Iglesia Católica tuvo a bien construir una pequeña iglesia que en un principio despierta nuestro desprecio, pero al entrar nos causa gran admiración. Está prohibido sacar fotos, pero os aseguramos que el interior lleno de frescos es impresionante.
Cuando hemos terminado allí José, nuestro guía, nos lleva hacia la comarca de Maras, pasando por unos campos perfectos para la cámara de fotos.
Llegamos pues a Moray, sin duda las ruinas más sorprendentes e inquietantes que hemos visto hasta el momento. La forma circular y elíptica de este "laboratorio agrícola" de los Inkas, hace pensar en platillos volantes y José nos da una teoría bastante alternativa y controvertida sobre posibles "visitas" extraterrestres.
Puede parecer loco, pero estando en este lugar y después de ver, entre otras cosas, las líneas de Nasca... podemos creer cualquier cosa. En todo caso, el lugar irradia tanta magia y energía, que no podemos más que preguntarnos quién sabe qué pasó en aquella época. En fin, nos quedamos con la hermosura del lugar:
Estamos encantados con este guía y de camino a las salineras, vamos charlando animadamente con él.
Cuando José nos dice que estamos llegando, ninguno de nosotros podía esperar lo que nuestros ojos estaban a punto de ver...
Las salinas son tan enormes y espectaculares vistas desde arriba, que casi no hace ni falta descender a su nivel para disfrutar de ellas. En todo caso, bajamos y escuchamos de labios de nuestro guía, que estas aguas provenientes de la montaña son naturalmente saladas y lo comprobamos: el agua sale caliente y muy muy salada.
Impresionados con la inmensidad de las salinas y el paisaje que dibujan, casi no nos podemos creer que los lugareños estén sacando sal desde épocas anteriores a los Inkas. Simplemente maravilloso.
Volvemos a Cusco felices de haber tenido un guía para nosotros, atendiendo nuestras dudas y explicándonos cada detalle de la historia con tanta pasión. Mariana y Nina tienen otro tour por la ciudad, por lo que nos despedimos hasta la noche. Nosotros decidimos pagar un poco más por un menú del día, en un restaurante japonés donde nos ponemos las botas. ¡Qué bien sabe comer algo diferente!
Paseamos por Cusco y tratamos de actualizar algo el blog, aunque con poco éxito...
La última cena en compañía de Nina y Mariana es en un restaurante ya conocido y con pena, nos despedimos nuestras últimas compañeras de viaje. Muchas gracias chicas, es bueno saber que no estamos locos ni solos en esta búsqueda! Besos!!!
Recogemos las maletas en el hostal y nos dirigimos a coger el bus a Puno. Ya queda muy poco en Perú...
No estáis sólos no... ni locos! Bueno, solo un poco: bika, bika!!!
ResponderEliminarmuxu
BIIIIIKAAAAAAA!
ResponderEliminarExcelente artículo sobre su viaje. Felicitaciones.
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