lunes, 23 de febrero de 2015

Día 31 (20/02/2015) - Chiclayo y Tumbas Reales

Nos despertamos pegajosos de sudor... ducha y a desayunar antes de que salga el tour que contratamos ayer. Desayunamos unos zumos y un sanguche (sandwich en peruano) y recogemos las mochilas para que nos las guarden en la agencia del tour hasta la vuelta.

Llegamos puntuales, entramos en el minibus con otra gente y empieza una "ruta" por Chiclayo (en la que vemos la catedral unas 6 veces), mientras esperamos que otros clientes de la agencia se compran una cámara de fotos. La bromita dura casi una hora y cuando el ambiente se estaba caldeando (la gente pedía que saliésemos ya), llegan los susodichos: una jovencísima pareja con un bebé de dos meses en brazos. Sin comentarios.

Finalmente salimos y nos dirigimos hacia el Museo Nacional Sicán, en Ferreñafe. Allí, pudimos aprender sobre las diferentes comunidades precolombinas y admirar las tumbas y objetos de oro que se encontraron de la comunidad Sicán (que significa "casa de la luna"), que habitó estas tierras entre los años 750 y 1375 DC.




También hay reconstrucciones de las tumbas tal y como se encontraron y una de ellas llama la atención, ya que el personaje que había fallecido se encontraba boca abajo, probablemente como castigo o tras un asesinato de su propio hijo para lograr el poder.




De allí, nos trasladamos al yacimiento de Túcume, donde podemos apreciar los restos de unas pirámides escalonadas, que tenían rampas de acceso. Antes de subir al mirador, visitamos el museo inaugurado recientemente y que recoge objetos del yacimiento.


Desde el mirador las vistas son espectaculares, ya que las pirámides se encuentran en una zona desértica rodeado completamente de vegetación y arrozales.







Finalmente, y después de comer corriendo porque no nos terminaban de servir, vamos al Museo Tumbas Reales de Sipán, donde podemos ver los restos reales del Señor de Sipán, el sacerdote y el Viejo Señor de Sipán y por supuesto, todas las joyas, adornos y complementos de oro que tenían en las tumbas.


Es curioso que cuando moría el Señor, se le enterraba con su mujer, su sacerdote, sus sirvientas, su jefe del ejército, un niño, un perro y una llama, cargado todo de una simbología increíble. El museo es realmente maravilloso y los objetos expuestos lo son aún más, pero sentimos no poder ofreceros fotos, están prohibidas.

De allí volvemos ya a Chiclayo, donde hacemos tiempo hasta la hora de coger el bus a Chachapoyas. Resulta que tenemos que hacer una especie de check in con las mochilas antes de entrar al bus y ya dentro, alucinamos con la clase superior (que obviamente no cogemos) que tiene asientos totalmente reclinables de cuero... Estamos agotados, así que cuando nos sirven la cena, sólo pensamos en tomarla y dormir.


Reclinamos los asientos a tope (que es mucho) y Morfeo nos envuelve. Ondoloin!

No hay comentarios:

Publicar un comentario