Hoy decidimos dedicarle todo el tiempo del mundo al Templo hinduísta que da fama a esta ciudad, Sri Menakshi. Como no hay prisa, nos tomamos nuestro tiempo a desayunar.
Nos preparamos y salimos hacia allá tratando de mantener la calma al decir que "no" a los millones de "guías" improvisados que nos paran a cada paso. Después de cachearnos como en un control policial y hacernos guardar en la consigna todo lo potencialmente peligroso, logramos entrar al recinto. Ahora viene la mala noticia, no nos dejan sacar fotos dentro del recinto, por lo que si queréis saber como es, tendréis que venir, merece realmente la pena.
El templo está construído sobre millares de columnas que lo sustentan y pasear por ellas mientras los fieles llevan a cabo sus ofrendas y oraciones, resulta conmovedor. En el medio se encuentra un estanque con agua, donde los visitantes nos acomodamos para contemplar el lugar. Al no ser hinduístas, tenemos prohibida la entrada a todos los lugares sagrados, pero aun así ponemos nuestro granito de arena realizando una ofrenda en forma de vela.
A continuación os mostramos las fotos tomadas desde la calle de las diferentes torres que alberga el templo, si pasáis algún día cerca de Madurai no dudéis en visitarlo, merece la pena.
Pasamos la tarde deambulando por la ciudad y recogiendo nuestras pertenencias del hotel. Con la calma instalada en el cuerpo, vamos a cenar sin ninguna prisa, ya que el tren sale a la 1:00 de la madrugada. Disfrutamos en la azotea de otro hotel de un rico lassi, antes de comer arroz y una dosa acompañados de una fría Kingfisher (la cerveza de India), además de unas espectaculares vistas de la ciudad.
Nos acercamos poco a poco a la estación de trenes y alucinamos con la actividad que vive a esas horas de la noche. Hay gente trabajando por todas partes y hay mucha más gente durmiendo en cualquier lugar mientras esperan la llegada de su tren. Nosotros pasaremos la noche de camino a Coimbatore durmiendo en nuestra litera que ya tenemos reservada, pero eso lo veréis mañana.
Ondoloin!
Nos preparamos y salimos hacia allá tratando de mantener la calma al decir que "no" a los millones de "guías" improvisados que nos paran a cada paso. Después de cachearnos como en un control policial y hacernos guardar en la consigna todo lo potencialmente peligroso, logramos entrar al recinto. Ahora viene la mala noticia, no nos dejan sacar fotos dentro del recinto, por lo que si queréis saber como es, tendréis que venir, merece realmente la pena.
El templo está construído sobre millares de columnas que lo sustentan y pasear por ellas mientras los fieles llevan a cabo sus ofrendas y oraciones, resulta conmovedor. En el medio se encuentra un estanque con agua, donde los visitantes nos acomodamos para contemplar el lugar. Al no ser hinduístas, tenemos prohibida la entrada a todos los lugares sagrados, pero aun así ponemos nuestro granito de arena realizando una ofrenda en forma de vela.
A continuación os mostramos las fotos tomadas desde la calle de las diferentes torres que alberga el templo, si pasáis algún día cerca de Madurai no dudéis en visitarlo, merece la pena.
Pasamos la tarde deambulando por la ciudad y recogiendo nuestras pertenencias del hotel. Con la calma instalada en el cuerpo, vamos a cenar sin ninguna prisa, ya que el tren sale a la 1:00 de la madrugada. Disfrutamos en la azotea de otro hotel de un rico lassi, antes de comer arroz y una dosa acompañados de una fría Kingfisher (la cerveza de India), además de unas espectaculares vistas de la ciudad.
Nos acercamos poco a poco a la estación de trenes y alucinamos con la actividad que vive a esas horas de la noche. Hay gente trabajando por todas partes y hay mucha más gente durmiendo en cualquier lugar mientras esperan la llegada de su tren. Nosotros pasaremos la noche de camino a Coimbatore durmiendo en nuestra litera que ya tenemos reservada, pero eso lo veréis mañana.
Ondoloin!
No hay comentarios:
Publicar un comentario