Llegamos a Cusco temprano, Naiara no ha pegado ojo en toda la noche y decidimos buscar alojamiento y que se eche una siestita mañanera. Mientras ella duerme, Roberto patea todo Cusco buscando información para hacer la ruta de Macchu Picchu.
Hacemos cuentas, comparamos alternativas y decidimos reservar ya para salir el jueves de ruta con una agencia recomendada en turismo (de manera extra oficial). Comemos un menú baratito pero bien rico y salimos a callejear. La primera parada, como no podía ser de otra manera, es en la plaza de armas.
La capital del Imperio Inca es impresionante, llena de colores y edificios coloniales. Además, la estatua del Inca de la fuente nos da una bienvenida dorada.
Después de comprar los boletos turísticos que nos permiten visitar 16 lugares (ruinas, museos, etc.) y de enfadarnos con el Mundo por el dispendio de todo el día, nos adentramos por una de las calles de la plaza donde podemos admirar parte de la muralla inca.
A cada paso nos cruzamos con mujeres y niños ataviados con las vestimentas tradicionales, que llevan un corderito o una cría de alpaca, ofreciendo fotografiarse con ellos por dinero. Tenemos que admitir que es una foto robada, pero nos parecía más natural...
Seguimos caminando por las callejuelas y nos sorprendemos de lo bonita que es la ciudad y lo bien que conjugan estéticamente los restos Incas con los coloniales.
En esta misma pared encontramos la famosa piedra de los 12 ángulos. Recordemos que en la arquitectura Inca no se utilizaban masas para unir las piedras, por lo que encajaban a la perfección entre ellas. Imagínense el trabajo de rallar esas rocas...
Haciendo uso de nuestro bolero turístico, entramos al museo de sitio de Qorikancha, que en sí mismo es bastante decepcionante, pero que da acceso a una parte de las ruinas del mismo (el resto están dentro de la Iglesia Santo Domigo). Allí, podemos ver su sistema de canalización de aguas y partes de la muralla.
De vuelta a la Plaza de Armas, hacemos algunas fotitos con las casas, la Catedral y la Iglesia de la Compañía de Jesús (tenemos que decir que desde que comenzáramos a oir hablar de los jesuítas en Goa, están por todas partes...).
Finalmente y antes de retirarnos a cenar y descansar, paseamos por otras zonas donde en los próximos días podremos visitar museos y demás, para ir situándonos. Ha sido un día duro en Cusco, muchos gastos y bastante enfado por comisiones bancarias y otros inconvenientes del estilo, pero mañana comenzaremos a disfrutarlo a tope!
Ondoloin denoi!
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