viernes, 20 de marzo de 2015

Día 54 (15/03/2015) - MACHU PICCHU

A las cuatro de la madrugada suena el despertador y no podemos más que levantarnos de la cama y prepararnos para uno de los platos fuertes de todo el viaje, Machu Picchu.

Habíamos quedado con nuestras amigas suizas a las cuatro y media para comenzar a caminar y puntuales, salimos hacia el puente que cruza el río y donde empieza la subida. Nos toca esperar un rato ya que hasta las cinco no abren la puerta.


Boletos en mano, pasamos el control y empezamos la fatídica subida de alrededor de 1700 escaleras. Comenzamos a buen ritmo, todavía es de noche y la temperatura ambiental es genial para caminar. Al realizar una parada notamos que las fuerzas nos empiezan a fallar y bajamos el ritmo, pero tozudamente continuamos subiendo sin apenas parar. Comienza a amanecer y las montañas nos empiezan a mostrar unas siluetas tan hermosas...


Después de subir escaleras durante cuarenta y cinco minutos, llegamos a la entrada del recinto y nos toca volver a esperar para entrar, ya que hasta las seis de la mañana permanece cerrado. La satisfacción se refleja en nuestras caras, aunque cabe mencionar que Mariana y Nina han subido en bus y por eso tienen tan buena cara (jejeje)!


En este momento empieza lo que se convertirá en un pequeño quebradero de cabeza, aunque conseguimos darle la vuelta. Como mencionamos ayer, nuestros guías nos "abandonaron" ayer y el guía de hoy no sólo no cumple con su horario, ya que llega el ultimo de todo el grupo pasadas las seis y media de la mañana, sino que al llegar y pedirle explicaciones, se muestra altivo e irrespetuoso. 

El cabreo que se pilla Roberto es monumental y la discusión que mantiene con el guía a la entrada de Machu Picchu se convierte en memorable. Tras pasar del guía, acompañados de Nina nos ponemos rumbo a la entrada de Wayna Picchu, ya que nuestra hora de entrada se acerca (hay un cupo de sólo 400 personas por día) no sin antes sacar una foto de la entrada.


Justo antes de la entrada a la montaña de Wayna Picchu, nos encontramos con la roca sagrada, que está tallada  representando la misma forma que la montaña que se encuentra justo detrás de ella, ya que las montañas para los quechuas (el pueblo del Inka, o del Rey) eran lugares sagrados, también conocidos como Apu's y por los que las veneraban y adoraban.


Tras volver a dar el boleto y apuntar nuestros nombres en la entrada para subir a Wayna Picchu, comenzamos otra subida importante. Vamos cogiendo altura poco a poco y ya las vistas empiezan a ser espectaculares.


Tras un breve paréntesis llano, comienza una subida empinada donde las piernas ya empiezan a resentir, se nota que llevamos cuatro días de caminata, pero poco a poco tiramos hacia arriba.


En un primer promontorio, se ofrecen unas vistas magníficas de la ciudadela Inka y no podemos resistir la tentación de sentarnos a sentir toda la magia que irradia el lugar.


Pero hay que retomar el camino, entrando en cuevas y saliendo de ellas gateando...



Otra paradita nos da más vistas espectaculares y decidimos tomarnos nuestro tiempo para respirar la tranquilidad de la montaña...


... hasta que llegamos a la cima, donde deseamos ser cóndores para sobrevolar el entorno.

Una vez en la cima, sacamos nuestros (segundos) desayunos y los tres, nos sumimos en un silencio lleno de paz, mientras damos buena cuenta de fruta, bocadillos, frutos secos y mucha, mucha agua. Después toca comenzar a bajar, pero decidimos hacerlo por el camino más largo, para poder llegar hasta el Templo de la Luna. 

El camino es muy duro, no hay que negarlo. Miles y miles de escalones irregulares hechos de rocas de la zona nos van llevando a la base de la montaña. Y alguna escalera de madera, claro!


El camino no está señalizado y vamos a tientas y sin saber si podremos ver el Templo o no. De camino, unos españoles que van por delante y a los que seguimos, tienen un accidente: la chica se tuerce el tobillo y al momento dice que es un esguince (son médicos). Tratando de ayudarla avisando a alguien de la organización, vamos junto con dos de sus amigos hacia lo que creemos que es la entrada.
De camino nos tropezamos con el Templo de la Luna, donde además, encontramos una camilla con la que suben los chicos hacia su amiga. El templo está dentro de una gran caverna y no se puede explicar con palabras las sensaciones que tenemos allí. Mucha energía.



Con esa energía latiendo fuerte en nuestro cuerpo, iniciamos la vuelta a Machu Picchu, que será probablemente más dura que todo lo anterior, sobre todo, porque el día avanza y el calor comienza a aparecer.




Pero por fin llegamos a la salida de la montaña. Nos encontramos con las demás compañeras del camino, quienes nos cuentan que el tour guiado ha sido muy deficiente y nos recomiendan que contratemos a un guía privado. Les deseamos suerte en la subida y nos dirigimos por fin a adentrarnos a la ciudadela Inka más famosa del Mundo. En total, hemos subido y bajado por Wayna Picchu durante unas 4 horas!

Caminamos un rato sin rumbo y embobados con la belleza y el enorme magnetismo de cada piedra. Decidimos hacer caso a las chicas y ir hacia la entrada a contratar un guía privado que nos enseñe bonito todas las ruinas. Pero antes, es la hora de comer...

El templo de las tres ventanas

Una de las construcciones más amplias

Las terrazas utilizadas para crear micro-climas para la agricultura
En la entrada un guía oficial nos aborda diciendo que el que era nuestro guía le había informado de que por subir a la montaña no habíamos tenido el guiado (que morro tiene el tío...), y se ofrece a ser nuestro guía por ¡80 soles! Indignados, nos unimos a otro grupo que está contratando con otro guía, tomando la que será la mejor decisión del día. 

Javier, nuestro guía, es un apasionado de Machu Picchu y el amor que siente por cada roca sale por cada poro de su piel, contagiándonos a todos al instante. Comenzamos subiendo hasta la puerta de entrada original de la ciudadela, situada evidentemente, al final del Camino del Inka.


Desde allí, nos cuenta que a pesar de que la gloria de haber descubierto es lugar se la llevó un Profesor de la Universidad de Yale, para cuando él llegó aquí había algunos campesinos habitando algunas zonas del lugar. Nos cuenta también que este profesor, bajo el pretexto de analizar algunas momias y piezas de cerámica encontradas, "robó" todo, estando actualmente expuesto en esa misma universidad. Además, se sospecha que junto con las momias, también se llevó los objetos de oro y plata que solían acompañar estas tumbas, aunque claro, él no dio parte a nadie de esto.

Tras la indignación que nos envuelve, pasa a describirnos la ciudadela y sus partes. Machu Picchu fue un centro ceremonial religioso dedicado al culto a Inti, su Dios Sol. Por lo tanto, los moradores de la ciudad eran sacerdotes y nobles, con su servicio y también quienes estaban construyéndola. Que sólo estas personas y el Inka (el Rey) conociera la existencia de Machu Picchu fue lo que salvó a la ciudadela de la llegada de los Conquistadores españoles, ya que de haber sabido el pueblo de su existencia, habrían llegado y probablemente, lo habrían destruido.

El Templo del Sol
Una de las viviendas, diseñada para ser sismoresistente
La construcción de Machu Picchu corresponde al periodo del Inka Pachacutec y data del 1430, siendo abandonada y los caminos que llegaban a ella destruidos en el 1540 para impedir la llegada de los españoles.

El Intihuatana, con el que determinaban el calendario agrícola
Cuando llegamos a la zona de la foto-postal, la niebla amenaza con bajar y tapar todas las ruinas... pero finalmente levanta y el día nos dará las mejores vistas de Macchu Picchu.


Seguimos caminando y nos encontramos con el Templo del Cóndor (que si os fijáis en las "alas" de Naiara, imitan a las del cóndor representado), donde preparaban los cuerpos y dejaban a los muertos en posición fetal, para que el cóndor se llevara su alma al cielo. 


La casa del guardián

Al terminar con la visita, merodeamos por entre las ruinas y mientras Roberto va a buscar el puente inka, Naiara simplemente se sienta en una de las rocas y se limita a dejar volar la mente, a sentir todo lo que Machu Picchu le presta. Roberto, inmortaliza la estampa y el ensoñamiento de Naiara.


Después, Naiara le devuelve el favor tratando de captar todo el misticismo del momento, justo antes de que cierren el recinto.


Con toda la emoción agolpada en el pecho y la cabeza volando por otros Mundos posibles, emprendemos la vuelta a Aguas Calientes, otra vez a pie. Las piernas empiezan a flaquear, pero llegamos por fin. 


Una vez en la ciudad y con el justificante del pago que nos hace el guía para poder reclamar a la agencia el servicio no disfrutado, nos encontramos con nuestra amiga Mariana, con quien vamos a cenar antes de partir en tren y luego en coche, camino a Cusco.


Ha sido un día lleno de emociones y esfuerzo físico, así que llegamos al hostal y vamos directitos a la cama... Muy buenas noches a todos...

1 comentario:

  1. Barkatu Mireia , nahi gabe eliminar-ei eman diot ta zure komentarioa borrau da!!!!

    Bai, zoragarrie izan zan! Muaaaaaaa

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