domingo, 29 de marzo de 2015

Día 66 (27/03/2015) - Tiwanaku

Hoy decidimos despertarnos temprano para visitar las ruinas de Tiwanaku, aproximadamente a hora y media de La Paz. Nos vestimos, desayunamos y nos ponemos rumbo al cementerio, desde donde cogeremos una trufi (furgoneta) hacia las ruinas.

Al llegar, conocemos a una pareja de brasileiros que ya están esperando en la trufi a que se llene, porque claro, no sale hasta que esté llena. También hay otra pareja dentro, menos simpática de entrada, que comienza a quejarse por el tiempo pasado, porque no queremos pagar más por salir antes... Un verdadero incordio. Finalmente llegan 4 personas más, tres franceses y una chica de Barcelona, que completan la trufi. ¡Allá vamos!

La primera parada antes de las ruinas, es la Iglesia de Laja, donde se firmó la creación de la ciudad de La Paz en 1548. Es sitio está en medio de la nada y la iglesia es imponente en su entorno.


En media horita más (y va a hacer dos desde que salimos de La Paz) llegamos a las ruinas de Tihuanaku y toca soltar la plata, por la entrada y por el guía, que compartimos con los brasileiros y franceses. 

Según nos cuenta nuestra guía, esta cultura se originó alrededor del 1500 A.C., teniendo una vida de 3000 años. Se cree que en extensión llegaba hasta Colombia y el legado arquitectónico que podemos visitar, es impresionante.

Lo primero que visitamos es la Pirámide de Akapana, que ha perdido gran parte de su masa a causa de las lluvias, el paso de tiempo y sobre todo, el saqueo durante y después de la conquista de las piedras y rocas que conformaban su estructura. A pesar de ello, se pueden apreciar alguno de sus niveles y la guía nos cuenta que en su parte superior, albergaba una fuente en forma de Cruz del Sur, que les servía como observatorio astronómico.



Por otro lado, encontramos el Putuni o Palacio de los Sarcófagos, donde se realizaban los funerales y entierros de los sacerdotes. En el interior del templo Kallasasay, podemos encontrar dos esculturas antropomorfas realizadas un un sólo bloque de piedra, y en una en particular, se puede ver la señal de la cruz y de la Santísima Trinidad que hicieron los conquistadores.



Sin comentarios.
En ese mismo recinto, hay una gran roca partida por la mitad, donde las brújulas literalmente pierden el norte. Podíamos no creerlo, pero lo comprobamos con el dispositivo de una de las chicas francesas y ¡voilá! A la brújula se le va la olla. Esto se debe a que el lugar, junto con la roca, crean un campo magnético especial... De locos!
Detalle de la puerta del sol, donde se ve a su Dios Sol: Wiracocha.
En cuanto a las paredes que siguen en pie, hay que decir que utilizaban el método piedra sobre piedra, sin masas de unión, y si nos fijamos en la rectitud de las mismas... alucinante, son perfectas.



Finalmente, toca visitar el templo semi-subterráneo, el más antiguo de todos, donde para nuestra sorpresa, se encuentran en perfecto estado, 175 cabezas clavas como las que encontramos en Chavín de Huantar (en el norte de Perú).



Por supuesto, este yacimiento tampoco está libre de teorías alienígenas, y viendo alguna de las cabezas clavas... nos queda la duda!


Para terminar con el tour guiado, nuestra guía nos permite hacer una prueba práctica para comprobar los megáfonos utilizados en aquellos tiempos... nos quedamos de piedra, nunca mejor dicho. No sólo amplifican la voz, sino que poniéndose del otro lado, se pueden oír las voces susurrando a varios metros.


Visitamos también los museos de sitio, donde se encuentra el monolito Bennet, de unos 8 metros de altura y parecido en forma a los vistos en el yacimiento. Esta hiper-protegido y por supuesto, no podemos obtener imágenes de él, pero si tenéis ocasión, miradlo por google, el nivel de detalle es fascinante.


Volvemos a La Paz casi anocheciendo y simplemente dejamos que pase el tiempo entre un café y la cena. Volvemos al hostal y recogemos las mochilas, ya que hoy pasaremos la noche en el autobús que nos llevará a Cochabamba.


Ondoloin!!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario